Michael, un pequeño de 14 semanas, llevaba cinco días en coma. De repente, un día, comenzó a despertar, y al ver a su padre, lo reconoció y comenzó a sonreírle, tal como cuenta la CNN y recoge ABC.

«Es un momento que aprecié con cada centímetro de mi corazón», dijo a CNN Emma Labuschagne, la madre de Michael. «Para ser sincera, fue el momento más feliz de mi vida. Es un milagro y nunca nos hemos sentido más orgullosos de él».

Los padres del pequeño Michael, Emma y Stuart Labuschagne, dijeron que se quedaron paralizados cuando vieron que su bebé había dejado de respirar durante las primeras horas de vida. El bebé sufrió un paro cardíaco en su casa, y fue trasladado al hospital, donde los médicos le indujeron un coma para proteger su cerebro, recoge ABC.

El caso de este niño es un argumento más en contra de la eutanasia, como otros similares. Cabe recordar el caso de la mujer de Abu Dabi que despertó tras 27 años en estado vegetativo.

O el de la niña Tafida Raqeeb, a quien querían eutanasiar, en Reino Unido porque había sufrido una hemorragia cerebral muy grave en febrero pasado. Sus médicos la querían desconectar del ventilador, provocando así su muerte. Pero sus padres se negaban y querían seguir luchando por su vida y consiguieron llevarla a Italia a tratarla.

Casos como estos son argumenos potentes contra la eutanasia. Que el Estado no se meta en la hora de la muerte de nadie...