El 19 de julio de 1979 una insurrección popular, encabezada por el movimiento guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), derrocó la dictadura de Anastasio Somoza Debayle en Nicaragua, e instaló durante diez años un gobierno revolucionario que llevó al país a otra guerra civil.

El actual presidente, Daniel Ortega, celebra el 40 aniversario de la Revolución Sandinista en Nicaragua.

Y lo hace en medio de las protestas contra una reforma social que estallaron en abril de 2018, origen de la crisis que, según organismos de derechos humanos, ha dejado 325 muertos (199 según el gobierno), centenares de detenidos, 2.000 heridos y 62.500 exiliados.

Según organismos de derechos humanos, la última represión ha dejado 325 muertos (199 según el gobierno), centenares de detenidos, 2.000 heridos y 62.500 exiliados

La economía se contrajo 4% en 2018 y 400.000 personas perdieron su empleo, según gremios empresariales, recoge la Prensa Libre.

Ortega, de 73 años, de los cuales 12 ha estado en el poder, fue uno de los líderes de la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza, aunque muchos de sus excamaradas lo acusan de instaurar otra dictadura junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

En ABC, el general nicaragüense en retiro, Hugo Torres -quien en el pasado fue un destacado guerrillero antisomocista-, califica a Ortega de «un dictador peor que Somoza» debido a los alarmantes niveles de represión que ha alcanzado su gobierno contra los ciudadanos.

«Controla todo, los sindicatos, la Policía, los poderes del Estado», manifiesta Hugo Torres, tras recordar la ola represiva desatada por el gobierno para aplacar la creciente demanda de libertades políticas de la población.

Por cierto que el presidente ruso, Vladímir Putin, felicitó este jueves a Ortega, por el 40 aniversario de la revolución popular sandinista y le aseguró que "Nicaragua siempre puede contar con la ayuda de Rusia".