Justo el día en que Pedro Sánchez veta a Pablo Iglesias de su Gobierno, en Navarra el partido socialista aplazaba una reunión con Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra para trabajar en las negociaciones, que no se presentaban fáciles. Y es que Podemos, con dos escaños en el Parlamento foral, exigía que se le concedieran varias concejalías: "Es lógico hablar en plural porque Podemos quiere incidir en las políticas de este Gobierno", afirmaba el portavoz del grupo en Navarra, Mikel Buil.

En el encuentro estaba sobre la mesa la propuesta de Navarra Suma -formada por Unión del Pueblo Navarro, Ciudadanos y Partido Popular- de abstenerse en la investidura de Pedro Sánchez si el PSN le permite gobernar en la Comunidad Foral. Al tiempo, Ramón Alzórriz, secretario de Organización del PSN y número dos de María Chivite, justificaba el aplazamiento de la reunión para estudiar otras propuestas.

Se convierte así la comunidad foral en la moneda de cambio para sacar adelante la investidura de Pedro Sánchez. Cabe recordar la insistencia tanto de PP como de Ciudadanos de que Sánchez no vendiera Navarra a los abertxales y, de hacerles caso, tal vez podría conseguir salir investido en un segundo intento. En la segunda ronda tan solo necesitaría conseguir mayoría simple, es decir, más síes que noes, por lo que la abstención de la derecha supondría la victoria de los socialistas y esquivar otra convocatoria electoral.