En una jornada expectante en el Supremo, por la deliberación sobre desde cuándo debe asumir la banca el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados, Naturgy ha presentado los resultados hasta septiembre (en el documento adjunto). A pesar de las cuantiosas pérdidas cosechadas (3.040 millones de euros), la acción sube, un 0,14%, algo menos que el Ibex (0,20%). 

Comencemos por arriba: la facturación ha crecido un 3,4%, si la comparamos con la de igual periodo de 2017, mientras que los aprovisionamientos lo han hecho, en igual plazo, en un 5%. La consecuencia es una reducción del margen o valor añadido bruto muy pequeña (-0,5%).

A partir de aquí se distribuye el resultado del que todos esperan vivir: accionistas, acreedores, proveedores  y empleados. El primer margen con el que nos encontramos tras el bruto es el resultado bruto de explotación, en anglopedantés financiero el Ebitda, que también se ha reducido muy ligeramente (-0,6%) a pesar de la subida de cierta importancia de los gastos de personal (+3,6%).

Naturgy reduce un 0,6% el Ebitda, a pesar de la subida del 3,6% de los gastos de personal

Entonces, ¿dónde se ha encontrado Naturgy con las pérdidas? Pues en el capítulo de amortizaciones y deterioro, que se ha multiplicado por 4,6 en los nueve primeros meses. Han pasado de 1.204 a 5.537 millones entre septiembre (de 2017) y septiembre (de 2018), ¡una barbaridad!

Explica el resultado, pero que no ha pillado por sorpresa al mercado porque ya estaba recogido ese incremento del deterioro de activos al cierre del trimestre anterior, en concreto se registraron en ese momento una corrección de 4.905 millones de euros en el valor de sus activos de generación. 

Sin esa corrección, que no deja de ser un suceso extraordinario, el resultado neto de explotación o Ebit, habría crecido un 32,4%. Si a ello le añadimos otro resultado negativo -de 547 millones, básicamente por el deterioro de la participación en Unión Fenosa-, entendemos por qué el resultado final cae en casi 5.000 millones de euros. Pasa a ser de pérdidas en solo 12 meses o después de impuestos (que permiten enjugar un poco estas cuantiosas pérdidas), se reduce en más de 3.800 millones y arroja la cifra de pérdidas que anunciábamos al principio: 3.040 millones, frente a un beneficio de 793 millones en el periodo anterior.

Genera menos caja en el negocio propio y lo aumenta con la reducción de su participación en filiales

Esperemos que todo este ajuste sea para bien. En cualquier caso, nos parece honesto este ejercicio de saneamiento de balances que aún andan muy inflados desde la crisis de 2008 y la re-crisis de 2012.

Dado que es difícil manifestarse sobre un balance y una cuenta de pérdidas y ganancias con tantas correcciones en el valor de sus activos, vayámonos al Estado de Flujos de Efectivo, el único estado contable que nunca miente. ¿Qué vemos aquí? Que en consonancia con los primeros márgenes de resultados (bruto, Ebitda), la generación de caja de las actividades propias de la compañía se ha reducido muy ligeramente al cierre del tercer trimestre de 2018 si lo comparamos, igualmente, con el mismo cierre de 2017 (-0,8%).

La sociedad ha generado mucha caja reduciendo su participación en filiales, que han pasado a ser meros negocios conjuntos con un tercero o compañías asociadas, en concreto: casi 2.600 millones de euros.

De paso, ha sacado de su balance consolidado la deuda de todas estas compañías que han dejado de ser filiales. Vamos, que Naturgy se ha hecho un buen lifting y afirma que ahora, sin tanta grasa, debería correr más y más rápido. Creemos que así será pero habremos de verlo en los próximos trimestres.

En resumen, nadie discutirá a Francisco Reynes lo realizado hasta ahora pero sí a partir de ahora: todavía tiene que mostrar capacidad de generación de fondos.