• Era uno de los líderes de este grupo mafioso que ha sembrado la delincuencia en Michoacán.
  • En sus últimos tiempos, 'La Tuta' vivió en la "miseria", "escondido permanentemente" en cuevas y "alejado de sus familiares".
  • A este golpe a la secta, se une la detención de Dionisio Loyola Plancarte, alias 'El Tío'; y el fallecimiento de Nazario Moresno, 'El Chayo'. 

En México, la reciente detención de Servando 'La Tuta' Gómez (en la imagen), uno de los líderes de Los Caballeros Templarios, ha supuesto un duro golpe a este grupo criminal.

'La Tuta' fue capturado por fuerzas especiales junto con ocho miembros de su organización criminal en Morelia. En otra operación simultánea, fue detenido ese mismo día en la ciudad de Mérida, en el sureste del país, su hermano Flavio Gómez.

Informaciones recientes recuerdan que desde enero de 2014 han ido cayendo sus máximos dirigentes. Por ejemplo, en enero de 2014 fue capturado Dionisio Loyola Plancarte, alias 'El Tío'. Y en marzo de 2014, murió otro de los grades líderes del grupo, Nazario Moresno, 'El Chayo', tras un enfrentamiento con el Ejército en el municipio de Tumbiscatío, cercano a la que es considerada la capital de Los Caballeros Templarios, Apatzingan (Michoacán).

Pero se han conocido nuevos detalles de lo duro que es ser líder de una organización criminal. Por ejemplo, el comisionado de la Policía Federal de México, Enrique Galindo, afirmó que La Tuta Gómez vivió los últimos meses en la "miseria", "escondido permanentemente" y "alejado de sus familiares". El capo, detenido el viernes pasado en Morelia, capital del suroccidental estado de Michoacán, dejó de tener contacto con la civilización y vivía en cuevas de la sierra, según contó a Radio Fórmula.

"No tenía alternativa de andar, de lucirse, de repartir dinero. Vivía totalmente en la miseria", precisó el funcionario, quien explicó que cuando salía a la calle, "La Tuta" iba con el rostro cubierto y utilizaba a un mensajero para dar instrucciones a sus áreas operativas.

También sustituyó a su gente más cercana, "prácticamente ya no tenía protección ni de su propio grupo, se había aislado de su grupo porque ya no confiaba en él" debido a la recompensa de dos millones de dólares que ofrecía el Gobierno por información que llevara a su captura.

Al momento de su arresto, Gómez "no asimilaba la detención", se veía "muy confuso, por momentos asustado, por momentos soberbio", de acuerdo con el comisionado. Aunque el capo narco, de 49 años, había dicho que de ser descubierto por las autoridades se suicidaría, "no tuvo oportunidad de nada" porque "el operativo policial fue muy eficiente y sorpresivo".

"No hubo un solo disparo, no molestamos incluso a los vecinos, fue realmente un operativo que duró minutos y salimos inmediatamente", apuntó Galindo. Con esta operación, "prácticamente toda su estructura fue desarticulada", añadió tras precisar que "sólo la Policía Federal detuvo a más de 1.500 personas relacionadas con su estructura criminal" en los últimos meses.

Y después de los sonoros fracasos del Gobierno mexicano en la lucha contra la delincuencia, es de justicia reconocer ahora el asedio al que parece que están sometiendo a este grupo mafioso que se jactaba de ser capaz de corromper a destacados funcionarios y consiguieron adentrarse en numerosas instituciones del estado en el que surgieron, Michoacán. Además de dedicarse a extorsionar a la población civil y abusar de ella, como narraron en su día Las Autodefensas, grupos de ciudadanos que nacieron para defenderse de estos terroristas ante la ineficacia del estado para hacerle frente.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com