Hijo de un carpintero, Manuel Jove empezó a trabajar a los 11 años. En una carpintería. Oficio que nunca abandonó. Cuando era uno de los promotores y constructores más famosos y ricos de España, al gallego Jove le gustaba participar en la carpintería de sus obras. Y no dudó en fabricar, con sus propias manos, la cuna de su primera nieta. A la antigua, con balancín.

Su primer negocio fue una carpintería propia, a lo grande. Quebró y se arruinó, pero sus acreedores recuerdan que les pagó hasta el último euro (pesetas).

Luego entró en el negocio de la promoción inmobiliaria y se mostró como un inversor en suelo y a largo. No le importaba comprar barato y esperar años hasta obtener licencias de edificación.

Naturalmente, cuando te pones a trabajar a los 11 años tienes poco tiempo para estudiar. En cualquier caso, tras su primer revés continuó creciendo en el sector inmobiliario hasta que Fadesa se convirtió en uno de los gigantes del sector en España. Jove sorprendía por su capacidad para reducir costes, con un modelo de negocio parecido al de Amancio Ortega en Inditex: lo hacía todo y haciéndolo todo conseguía reducir el precio de pisos y apartamentos.

Hasta causó estupor, cuando se hizo con la lujosa urbanización marbellí de Guadalmina y construyó apartamentos baratos. ¡Qué escándalo! ¿Es que ya no hay nada sagrado?

Estaba para sacar Fadesa a bolsa cuando a Manuel Jove le sorprendía su primer gran revés, quizás el más importante de su vida. Muere su hija María José, su sucesora, con 35 años de edad. Un ictus fulminante acabó con la vida de aquella a la que Manolo Jove consideraba su sucesora natural. Sus otros dos hijos, Manuel y Felisa, nunca habían sentido atracción por el negocio familiar.

De hecho, Jove paraliza su prevista salida a bolsa y a final, en septiembre de 2008, como quien dice un mes antes de que estalle la crisis inmobiliaria dentro de la gran crisis general, le vende Fadesa a Martinsa, es decir, a Fernando Martín.

Hablamos de 3.000 millones de euros por el primer propietario de suelo de España. Pero si la crisis de 2008 (algunos la adelantan a 2007) fue dura con algo… ese algo fue el sector inmobiliario. Total, que Martín se arruina y acaba llevando a los tribunales a Jove, quien le gana todos los pleitos.

A partir de la venta, Manuel Jove reparte las ganancia: 2.600 millones invertidos en BBVA lo que le convierte en el primer accionista individual del banco y que, encima, no pide asiento en el Consejo. Francisco González le está perpetuamente agradecido. Lo cual es importantísimo. Sale en 2014 pero ya antes ha creado su propio instrumento inversor: Inveravante. Dejó de ser empresario para pasar a ser inversor. Ahí le ha sorprendido el tránsito, a los 79 años de edad.

Considero a Jove uno de los empresarios españoles más inteligentes. Uno de los más espabilados que haya visto en el sector inmobiliario. Y no, no era rico por su casa: lo fue después, gracias a su talento y a su esfuerzo. Como a todos, la inspiración siempre le pillaba trabajando. Y como todos los que han llegado lejos, nunca perdió el tiempo en quejarse.