Tres meses atrás, el secretario general del PSC, Miguel Iceta, conocido como el bailón, apareció por Moncloa y se entrevistó con el poderoso jefe de imagen del presidente, Iván Redondo, y con el propio Pedro Sánchez. No vino a hablar de política ni del 'procés', sino a presentar una petición concreta que, ya de por sí, es reveladora: que el grupo Zeta (en particular, El Periódico de Catalunya) no cayera en manos de Jaume Roures, el todopoderoso multimillonario (aunque se define como “comunista y anticlerical") y se lo concedieran al otro postor: Prensa Ibérica, el grupo de Javier Moll.

Iceta no quería que el PSC se viera entre el diario burgués La Vanguardia y otro rotativo podemita.

Porque aquí hay que aclarar: Jaume Roures es partidario del derecho de autodeterminación, pero no de la independencia de Cataluña. Es decir, que estaría en la línea de Pablo Iglesias y de Ada Colau. Antes rojo y comecuras que independentista.

Y les convenció, aunque Sánchez y Redondo no lo veían claro. Para mantener el frentepopulismo (socialistas, comunistas y separatistas) que le mantienen en Moncloa, necesitan a un Roures próximo a los indepes, aunque marque distancias con ellos. De hecho, a un proveedor conocido como él, en RTVE le miman más que le cuidan. Además, el ente público acaba de contratar a una filial de Mediapro para que le asesore sobre cómo recuperar la audiencia perdida en informativos por 73.241 euros. 

Los bancos tendrán que explicar a sus accionistas por qué aceptan una oferta de 30 millones, cuando Jaume Roures ofrecía 40

Pero se hizo caso a Iceta. Y así, Moncloa presionó a los bancos para que Zeta acabe en manos de Moll y no del hombre de Mediapro. Ahora bien,el problema es que Roures ofertó 40 millones de euros y Moll 30. Es igual, se lo darán a Moll salvo que la CNMC diga algo en contra. Ya se las arreglarán los bancos -quita del 70% de la deuda, que no está nada mal- para explicar a sus accionistas porqué se conforman con 30 cuando podrían vender por 40. Moncloa manda.

Y entonces, llega el otro problema: Antonio Asensio pide compensación económica, aunque no merece ninguna, dado que la empesa está casi quebrada. Se le prometieron 20 millones de euros y ahora se le darán 9 y a plazos. Sus hermanas no están muy contentas con él.

Y encima, Antonio Asensio lo pone difícil

En cualquier caso, la idea es que Roures no gane un altavoz como El Periódico, que era lo único que le faltaba a Iceta pero que, al mismo tiempo, Roures no se enfade con Pedro Sánchez: le necesita para que el rojerío catalán no se acerque más al PDeCAT y a ERC. Roures es, como Pablo Iglesias: rojo, pero no separatista. Quizás, porque el señor Iglesias no quiere una España rota: desea mandar en toda ella.