En Alemania, los dos partidos conservadores, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la bávara Unión Social Cristiana (CSU) se pelean por políticas de asilo y refugiados. Una disputa que ya dura años, informa DW.

En 2015, la canciller alemana Angela Merkel (CDU) tomó la decisión de aceptar a los solicitantes de asilo varados en Hungría, miles de personas procedentes de Siria, Iraq y de algunos países africanos.

En realidad, Hungría, o los países anteriores que cruzaron los migrantes, debieron haberlos acogido, porque las normas de la Unión Europea (UE) establecen que el asilo debe aplicarse en el primer país comunitario al que entre el solicitante. Pero desde 2015, esta norma en Alemania ha sido virtualmente suspendida.

Merkel insiste en que para la nueva situación migratoria debe haber una solución consensuada por todos los miembros de la Unión Europea, pero su socio bávaro de coalición quiere aplicar medidas propias, y considera que los refugiados son una carga excesiva para la gente en Alemania.

En Baviera tendrán lugar elecciones el próximo otoño, y la CSU quiere conservar su mayoría absoluta. Con una dura política de asilo, la CSU espera no perder votos ante el ímpetu del partido populista de derecha Alternativa para Alemania (AfD).

Según Seehofer, ya no permitirá la entrada de solicitantes de asilo que hayan pasado por otro país de la Unión Europea

Del nuevo gobierno de Merkel también forma parte el ministro del Interior de la CSU, el socio conservador de la CDU, y que solo existe en Baviera. Ese ministro se llama Horst Seehofer, y ahora ha presentado un plan que aborda, de nuevo, el problema migratorio sobre el que disienten CSU y CDU. Según Seehofer, ya no permitirá la entrada de solicitantes de asilo que hayan pasado por otro país de la Unión Europea. El líder bávaro, empero, no ha dicho cómo pretende implementar esa medida.

Básicamente, los controles tendrían que intensificarse en la frontera con Austria. Pero las consecuencias prácticas del plan de Seehofer son menos importantes en este momento. Crucial es que Seehofer se opone a Merkel y quiere implementar su plan, si es necesario, sin el consentimiento de la canciller, su jefa. Merkel, por su parte, no puede permitirse eso. La canciller es la que formula y hace ejecutar las directivas del gobierno.

Muchas cosas pueden pasar ahora. Merkel no puede evitar directamente que Seehofer implemente su plan, quien tiene a su cargo la seguridad fronteriza. Ella podría despedirlo, pero según observadores, sería el fin de la actual coalición. Merkel también puede pedir un voto de confianza en el Bundestag, para que la coalición esté casi obligada a seguir su curso y no el de Seehofer.

 Merkel tiene 14 días para encontrar un acuerdo, antes de la cumbre

Si ella pidiera ese voto de confianza, habría nuevas elecciones. Así que Merkel trata de ganar tiempo. Ella pide esperar a la Cumbre de la UE dentro de dos semanas, que también se ocupará de la política de asilo. Allí quiere intentar encontrar una solución con todos los países de la UE. Pero es poco probable que tenga éxito. Merkel tiene 14 días para encontrar un acuerdo, antes de la cumbre.

Los socialdemócratas están al margen del conflicto, pero llaman a la cordura y se muestran horrorizados ante lo que está sucediendo, porque no hay nada a lo que le teman más que a nuevas elecciones. Según encuestas, de haber nuevos comicios, el SPD obtendría solo 16 por ciento, cuatro puntos porcentuales menos que en las elecciones federales del otoño pasado.