No seré yo sospechoso de admiración hacia Mark Zuckerberg, propietario de Facebook y WhatsApp. Me parece un grandísimo frívolo, casi tanto como Jeff Bezos. Son de esos que piensan que las cosas no son ni buenas ni malas, sólo son posibles o imposibles. Ahora bien…

Balance mediático de las redes sociales, cosa penosa según los grandes multimedia: 2.600 millones de usuarios en Facebook y 1.600 millones de usuarios en WhatsApp. Y añaden: se trata de peligrosos artilugios para contar mentiras y manipular, ¡oh sí!, al mundo mundial.

Y ponen un ejemplo: las “cibertropas chinas” se han lanzado contra los manifestantes de Hong Kong para desprestigiar el movimiento democrático.

Pues no sé si el ejército digital chino habrá hecho tal cosa -seguro que sí- pero la verdad es que a pesar de utilizar las poderosos redes, los poderosos Facebook y los poderosos Twitter y los poderosos WhatsApp no han conseguido perjudicar la imagen de los protestones de Hong Kong. Es más su reputación brilla más que nunca a ojos occidentales.

Y peor: estamos viviendo una grandísima falsedad sobre las falsas noticias: las ‘fake news’ no son sino el instrumento del poder para aplicar la censura en democracia, en concreto, para aplicar lo políticamente correcto. Y todo aquel que se salga de ese pensamiento único es que está emitiendo bulos, ‘fake news’.

La gran falsedad sobre las falsas noticias: las “fake news” son el instrumento del poder para aplicar la censura en democracia

La otra crítica, asimismo de tintes aristocráticos, es que las redes sociales son frívolas porque por ellas se transmiten todo tipo de tonterías. Es más, los hay -es cierto-, cuyo único objetivo en la vida consiste en contar su vida al ciberespacio- pero el criterio para separar lo serio de lo frívolo no es el formato tecnológico sino el tipo de comunicación. En plata: el lenguaje escrito siempre será más profundo que el lenguaje oral y este que el lenguaje visual. En Internet se escribe, aunque se trate de mensajes cortos: en la tele sólo se mira.

En otras palabras. Las redes sociales no son el medio más frívolo. El medio más frívolo es y seguirá siendo la televisión. Es cierto que en la red los vídeos vuelan de punta a punta pero el lenguaje escrito, aunque sea telegráfico, continúa siendo el rey.

Y por cierto, en España dedicamos a la televisión tres veces más horas que a internet. Así que la diferencia, en profundidad informativa, en seriedad, incluso en verdad, no está en los soportes sino en el lenguaje escrito… frente al lenguaje oral y no digamos al visual. Vamos, que lo serio es leer, lo segundo más serio es escuchar, y lo más frívolo es ver la tele, mirar.  

No, el problema no son las redes sociales. El problema sigue siendo la imagen como único soporte de conocimiento. Hay que ver menos y leer más, grabar menos y escribir más.