• La operadora juega al borde del abismo: como las telecos de bandera bajen el precio se quedará sin argumentos para crecer.
  • Pero al mercado le gusta la ruleta rusa y la cotización de Másmóvil sube algo más de un 4%.
  • Los ingresos bien y los clientes, también. Pero, ¿a qué precio?
Másmóvil perdió 102,8 millones de euros en 2017. No se puede decir que haya mejorado el resultado de 2016, ya que los números rojos de ese ejercicio fueron de 39,8 millones. ¿Por qué se han multiplicado las pérdidas? Por el impacto negativo del convertible de ACS (-142 millones de euros) que, no obstante, ya ha sido refinanciado por lo que no afectará de igual manera a las cuentas de 2018. Además, según el documento remitido este miércoles a la CNMV, existen costes no recurrentes de 22 millones y gastos financieros no recurrentes de otros 4 millones. Suma y sigue: 21 millones más por la amortización de la base de clientes adquirida, 7 millones de costes relacionados con el plan de incentivos del management y el incremento del precio de la acción de Másmóvil durante el año, 22 millones por los intereses de los convertibles de Providence y de ACS y otros 19 millones del ajuste por el impacto fiscal de los puntos anteriores. No está mal. En cuanto al negocio en sí, la cosa avanza, sobre todo en la captación de clientes. ¿Se acuerdan de Jazztel? Lo que está haciendo Másmóvil se parece mucho. Hablamos de campañas muy agresivas en precio para la captación de clientes. Se ha notado, especialmente, durante el último trimestre del ejercicio, en el que le 'robó' un gran número de clientes a las tres operadoras de bandera, Movistar, Vodafone y Orange. Pero cuidado, porque si continúa con esa estrategia, las tres grandes no tendrán más remedio que bajar los precios algo que, sin duda, sería bien acogido por los clientes, pero que dañaría al sector a medio y largo plazo. Y también a la propia Másmóvil, que se quedaría sin argumentos frente a sus competidores. Porque la estrategia de la compañía que dirige Meinrad Spenger (en la imagen) sigue centrada en ofrecer precios bajos, a pesar de lo que dice en la presentación de sus cuentas: "Másmóvil se consolida como el cuarto operador, dando servicios de alta calidad, centrado en la mejora de la experiencia del cliente más que en precios". Sea como fuere, al mercado le gusta jugar a la ruleta rusa y, a dos horas del cierre de la sesión, la cotización de la compañía sube algo más de un 4%, hasta los 117 euros por acción. En cuanto al negocio, la facturación aumenta un 16% y alcanza los 1.301 millones, con unos ingresos por servicio un 20% superiores a los de 2016, hasta los 1.007 millones. El Ebitda recurrente fue de 238 millones, el doble que el obtenido un año antes (118,8 millones). Sin duda, son datos positivos que se sustentan en la labor comercial. Másmóvil terminó 2017 con 5,5 millones de clientes ( 25%), la gran mayoría solo de móvil, gracias a Yoigo (5 millones frente a los 504.000 de bandas ancha). Especialmente significativo fue el último trimestre: ganó 134.000 clientes de banda ancha, del total de 382.000 captados durante el año. Otra vez, las campañas agresivas en precio tuvieron su efecto. Todo esto ganar clientes está muy bien. El problema es a qué precio se consigue. Porque Másmóvil en su informe, señala que el Arpu (ingresos medios por usuario) ha experimentado un "continuo crecimiento", pero no da cifras concretas. Ahora bien, el coste de ventas aumentó un 10%, hasta los 977,9 millones de euros. Y no parece que la estrategia vaya a cambiar: además de extender el acuerdo con Orange para la utilización de su fibra óptica, en las previsiones para 2018, la teleco anuncia que las subvenciones a terminales tendrán un impacto de 70 millones de euros. Másmóvil avanza, pero más que una teleco parece una operación bursátil. Claro que con Providence como accionista de referencia no es nada extraño. El máximo responsable del fondo en España, John Hahn, va directo hacia su tercer pelotazo en nuestro país. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com