• Se trata del responsable histórico de una de las divisiones más rentables: recuentos electorales.
  • Además, con esta decisión, Martorell se echa, aún más, en manos del ceo, Javier de Andrés, imputado en Púnica.
  • Mientras, el presidente de Indra busca fondos de inversión para mantenerse en el cargo.
  • Y es que Montoro quiere que la SEPI se vaya del accionariado (18,3%).
  • Y los contratos de Cospedal no llegan.
  • Todo ello puede hacer caer a Indra en manos de la francesa -pública- Thales.
  • El problema de fondo: que Abril-Martorell sigue sin proyecto para Indra.
Jesús Gil Ortega era, hasta ahora, el director de una de las divisiones estrella, y que se contaba entre las más rentables, de Indra: recuentos electorales. Es decir, la que hizo a Indra famosa en los cinco continentes. A pesar de todas las crisis por las que ha atravesado la empresa, esta era una división modélica. Pero el presidente Fernando Abril-Martorell (en la imagen) le ha cesado… y ha provocado un nuevo incendio en la plantilla de Indra, ya acostumbrada a ceses curiosos y a fichajes aún más curiosos. De esta forma, Martorell se echa en manos, aún más, del consejero delegado, Javier de Andrés, imputado en Púnica, al tiempo que su esposa, María Fernanda Richmond, directora financiera del Canal, fue imputada por el caso Lezo. Y es cierto: si con alguien no se entendía Gil Ortega, era, precisamente, con Javier de Andrés. Y todo esto sucede justo cuando el presidente de Indra busca fondos de inversión para conformar un núcleo duro y así salvar su cargo. El problema es que desde que Telefónica se descolgó del proyecto, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, de quien depende la SEPI, no está dispuesto a que la empresa pública mantenga un 18,3% del capital de Indra. Incluso se pensó en que fuera absorbido por AENA -que igual vale para un roto que para un descosido- pero a eso también se opone Abril: perdería su mando a manos del 'resucitado' García-Legaz. Otro problema añadido para Abril-Martorell es haber confiado en las promesas de carga de trabajo del Ministerio de Defensa, una promesa de Cospedal que ahora se ha evaporado. Si la hubiera cumplido, tampoco sería una solución a medio plazo, pero es que, además, doña Cospe no puede cumplir por la sencilla razón de que no tiene presupuesto para hacerlo. Y a todo esto, allá al fondo, está el peligro eterno de la francesa Thales -estatal, por más señas- que siempre ha pretendido hacerse con Indra, la ingeniería española más estratégica. Y es que el problema de Indra continúa siendo el mismo: Abril-Martorell no tiene proyecto para la ingeniería. Hasta ahora se ha comportado como un buen financiero y un pésimo industrial. Y va a cumplir tres años en el cargo. Eulogio López eulogio@hispanidad.com