Los jueces y fiscales son los seres más políticamente correctos que puedan darse. Le tienen miedo, no a los políticos, sino al poder social. Más bien le tienen pánico.

Fue el PP, no la izquierda, quien, no es que haya introducido, pero sí acrisolado, la ideología de genero, uno de cuyos estandartes es el homosexualismo.

Y una de sus víctimas más señeras, ha sido el juez, que nunca volverá a serlo, Fernando Ferrín Calamita. Diez años de inhabilitación… y ahora le niegan, en víspera de su jubilación, volver al servicio activo. Vamos que se convirtió en un apestado.

¿Cuál fue su delito? Murcia, hace 12 años. Una lesbiana pretende que su compañera sea madre de sus dos hijos. Pretende adoptar. Ferrín busca lo mejor para la pequeña, que es lo más importante, y solicita informes periciales sobre el asunto. Entonces las lesbianas, y las fuerzas vivas de Murcia, ojo, la izquierda pero, sobre todo, el fuego presuntamente amigo del PP, acusan al juez de prevaricación por retraso malicioso. Al final, las lesbianas adoptan (ya se han separado) para educar a la niña y el juez Fernando Ferrín es condenado a 10 años de inhabilitación. Vencidos esos diez años, ahora, el CGPJ le dice que no tiene derecho al reingreso y le expulsa definitivamente de la carrera.

Fernando Ferrín es un mártir de la coherencia

Y ahí empieza el calvario: la inhabilitación le desprestigia socialmente, le arruina económicamente, le convierte en el hazmerreír de sus colegas más ambiciosos… y los que piensan como él, los suyos, se preocupan muy mucho de hacerle el vacío y de identificarse como modestos partidarios de la ideología de género… que todos sabemos lo que significa realmente.

Ferrín es el paradigma de la muerte civil a la que están condenados los católicos en la vida pública, vulgo, ninguneo total. Si te expresas como católico, si practicas la coherencia entre tu conciencia y tus dichos y hechos, serás condenado por antidemócrata, que nadie sabe lo que es pero suena ‘dabuten’. A partir de ahí, estás muerto, eres un beato, un talibán, excluido del reparto de poder y de la presencia social.

Si quieres ser católico, te permitimos ir a misa algún domingos, pero no te atrevas a opinar y mucho menos a influir. Es la muerte civil de los cristianos, la punta de lanza de la cristofobia reinante.

Y lo que le ha ocurrido a él es lo que nos espera a los católicos. Son tiempos de persecución

Y no, no es la izquierda, al menos no sólo. La izquierda, históricamente, mataba curas e incendiaba iglesias. Hoy, tanto la izquierda como la derecha se dedican a ningunear el católico, lo suyo son muertes civiles.

Ferrín es un buen ejemplo de lo que espera a los católicos coherentes, que no se conforman con ser católicos en el recóndito rincón de su conciencia individual.

Aclaración: Fernando Ferrín no aplicó en el juzgado el principio cristiano de que la familia natural es la compuesta por hombre y mujer y que los niños necesitan de un padre y de una madre. No, lo que aseguró es el principio jurídico de asegurar lo mejor para la niña y solicitar el parecer de los expertos, a ser posible no interesados, en la materia.

Su error no fue jurídico sino humano: pensó que el Partido Popular hundía sus raíces, como dicen sus estatutos, en los principios cristianos. La verdad, Fernando, hay que ser ingenuo.

Lo de Ferrín es el martirio de la coherencia.