Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, ha pedido a Nissan que “recapacite”, en una entrevista en El programa de Ana Rosa, “porque es mejor mantener esas capacidades productivas que cerrar”. De hecho, el cierre de las tres plantas de Barcelona (Zona Franca, Montcada i Rexac y Sant Andreu de la Barca) le costará al grupo automovilístico japonés 1.450 millones de euros, según La Vanguardia, una cifra que supera los 1.000 millones que advirtió Industria hace semanas.

La ministra ha señalado que “llevamos dos años trabajando para mantener las capacidades productivas” y siguen haciéndolo porque no lo dan por perdido. Es más, ha insistido en que “es económicamente sostenible” que continúe la planta de Zona Franca y apuesta por seguir buscando alternativas para mantener el trabajo de los empleados.

Parece que no quiere ver una cruda realidad, que llevaba muchos años temiéndose: las fábricas de la Ciudad Condal no entran dentro de la nueva estrategia que se ha decidido en Japón y a la que contribuye la reorganización de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi (la marca francesa será la líder en Europa). Además, no hay que olvidar que el fabricante automovilístico nipón podrá sacar tajada del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Japón firmado hace más de un año y que, entre otras cosas, ha suprimido los aranceles.