Comentan los de RTVE que Manual de resistencia, el libro de Pedro Sánchez, ha recibido varias críticas por parte de la oposición. Como si esto fuera lo único digno de resaltar y como si tan solo lo juzgaran sus crueles opositores. Y es que, si su primera decisión de cambiar el colchón de Moncloa aún tiene al país cachondeándose, esperen a leer algunas de sus frases más populares. Aquí van:

       "Puede sonar presuntuoso, pero me doy cuenta de que me crezco en las situaciones difíciles"

       "A mí, personalmente, el haber salvado la vida a 630 personas hace que piense que vale la pena dedicarse a la política"

       "Por un lado, había un componente elitista e incluso clasista, según el cual ciertos programas y ahora estoy pensando en Sálvame, tiene un público de mujeres mayores e incultas"

       "Empecé a cobrar conciencia de la capacidad de resistencia que yo podía llegar a tener"

       "Una corriente de confianza mutua se estableció entre nosotros. (...) Se fraguó entre Felipe VI y yo una relación de complicidad que superó, y sigue superando a día de hoy, lo institucional"

Una multitud me reconoció y comenzó a aplaudirme y a decirme cosas como “¡bien, Pedro!”, “¡fuerza!”

Y será que no nos damos cuenta, pero Pedro Sánchez es un presidente muy querido, tanto, que su despedida como diputado tiene todas las papeletas para convertirse en la historia que emocionó a Spielberg. Una escena que recuerda a aquella anécdota de Alfonso XII, quien, perplejo por el entusiasmo con que un obrero le aclamaba, le preguntó la razón de su júbilo: “Esto no es nada, amigo. Si hubiera usted visto como gritábamos el día que echamos a la puta de la Reina” (su señora madre, vamos).

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