• Las dos únicas cajas que quedan: Ontinyent y Pollença.
  • Y la de Ingenieros.
  • Y todas marchan bien.
  • Las tres piden que la regulación sea proporcionada.
Pocas comparecencias han sido tan bien acogidas como las de este martes. Todos los portavoces parlamentarios sin excepción se han rendido ante las explicaciones del director general de Caixa Ontinyent, Vicente Penadés (en el centro de la imagen), del presidente de Caixa d'Estalvia de Pollença, Josep Antonio Cifre (a la izquierda), y del presidente de Caja de Ingenieros, José Oriol (a la derecha). Todo, en el marco de la comisión del Congreso que investiga la crisis financiera. Todos los partidos coinciden: las cajas hacían una labor social insustituible y es una pena que hayan desaparecido. Curioso, porque fueron los políticos, concretamente, el PSOE de Zapatero y el PP de Rajoy, los que acabaron con las cajas. Y no porque las 'colonizaran', como ha denunciado el portavoz de Ciudadanos, sino porque fue el Gobierno de ZP -previo acuerdo con Rajoy- el que aprobó la LORCA en 2010, la ley que marcó el principio del fin de las cajas. ¿Recuerdan? Aquella norma empujó a las cajas a fusionarse, primero en forma de SIP (fusión fría) y luego de manera definitiva. El tamaño era importante para acceder al mercado de capitales, esto es, para empezar a operar como los bancos. Por cierto, las cajas son un invento de la Iglesia católica y de nadie más. Conviene recordarlo porque a más de un parlamentario se le ha olvidado. Claves de las comparecencias de este martes: Ontinyent y Pollença aguantaron la crisis porque, en todo momento, actuaron con prudencia y pensando en sus socios y clientes. Oriol ha dado en el clavo: "El secreto es que el lucro no aparezca como objetivo principal y sí el servicio al cliente y a la sociedad". Cifre lo resume así: "Nunca ha sido nuestro objetivo conseguir índices de crecimiento de nuestra entidad al margen o a espaldas de nuestro objetivo fundacional y de la actividad financiera minorista". Otrosí: resulta que Ontinyent y Pollença sí hicieron caso a las advertencias del Banco de España. "En ellas (reuniones anuales con el BdE) nos alertaban de las dificultades que podría acarrear la concentración de inversión en el sector inmobiliario y, en especial, en suelo", ha señalado Penadés. Lo mejor de todo es que las tres entidades marchan bien después de superar la crisis sin necesidad de ayudas ni de rescates de ningún tipo. Un ejemplo: la morosidad de Caixa Pollença en 2007 era inferior al 1%, y en el momento álgido de la crisis llegó al 7,8%, muy por debajo del máximo del sector. Y como bien saben los lectores de Hispanidad, la entidad buena no es la que tiene mucho capital sino la que tiene poca morosidad. Para terminar, una petición de las tres entidades: que la regulación sea proporcionada. No tiene ningún sentido que Ontinyent, Pollença e Ingenieros tengan la misma regulación que, por ejemplo, el Santander o el BBVA. Un dato: el 50% de los costes en tecnología de la Caja de Ingenieros van destinados a cumplir con la regulación. Otro, esta vez de Pollença: los servicios centrales emplean el 80% de su tiempo para cumplir con la regulación. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com