• A falta de un núcleo duro, o sea estable, aprovechan la 'oportunidad' los Soros, Fidelity, Blackrock o fondos árabes.
  • De momento, han ganado ya más de 900 millones pero su aspiración nada tiene que ver con la calidad de las infraestructuras aéreas.
  • La OPV ha dejado claro que AENA valía mucho más que los cálculos iniciales del presidente, José Manuel Vargas.
  • Pero no se sabe el papel que pueden jugar las posiciones de los fondos en el futuro de la compañía.
  • El Estado mantiene el 51%, menos mal.

El Gobierno ha culminado con éxito la privatización del 49% de AENA. Lo prueba que la compañía cerrara ayer miércoles, 11, con una subida del 20,69% en bolsa. Con ese cierre, la capitalización bursátil alcazaba los 10.500 millones de euros. Hoy jueves sigue subiendo y sus acciones superan los 70 euros. O sea, que de golpe y porrazo, la compañía vale unos 10.000 millones más. ¿Habrá una corrección? Es probable, pero no llegará antes de que los fondos de inversión terminen de asentar posiciones. Y es ahí, precisamente, donde está el problema ahora. No es una buena noticia que entre los nuevos accionistas, aunque se desconoce con qué participación, estén el fondo de George Soros, muy especulativo él, Soros Fund Management, al que el Gobierno adjudicó 100 millones de acciones (un 1,5%), los fondos soberanos de Qatar, Dubai o Abu Dabi, que les importa un bledo la compañía, o Fidelity y Blackrock. Pero de algún modo había que cubrir el hueco dejado por Ferrovial y Corporación Alba.

La OPV, por tanto, para juzgarla adecuadamente, tiene dos claves: el éxito, porque la demanda ha superado por cinco la oferta, y el papel de los fondos, que han acudido en tropel. Y este segundo aspecto no es precisamente un motivo para vanagloriarse, sobre todo si tenemos en cuenta que hablamos de una infraestructura esencial del Estado, de la que depende el funcionamiento de 30 aeropuertos, algunos muy eficientes, como el de Barcelona, El Prat, o el de Barajas en Madrid y otros que dejan mucho que desear en ese aspecto.

Primero la carretera y luego los coches, que decía un paisano. La especulación, en otras palabras, tiene 'más lógica' con lo segundo que con lo primero. Por eso invierte el Estado, dentro de su natural hacer, en las infraestructuras básicas que necesitan los ciudadanos y por eso mismo también no las deja caer en manos de cualquiera. Con eso que llamamos aeropuertos pasa exactamente lo mismo. Pero no sólo ahí. Ha ocurrido lo mismo con Red Eléctrica (REE) o Enagás, de las que dependen las infraestructuras eléctrica y gasista españolas. La SEPI tiene una participación en ambas de sólo el 20%; el resto están en manos de fondos o en bolsa. Saben que el Estado nunca le va a 'traicionar' porque no se puede permitir que esos servicios fallen. Es una inversión segura, aunque no depende de ellos. 

El Ministerio de Fomento, que dirige Ana Pastor, negoció en octubre un núcleo estable sobre las bases de una valoración concreta, que ha dejado fuera finalmente a Ferrovial y Corporación Financiera Alba: no estaban dispuestos a pagar cualquier precio. De ese núcleo estable sólo ha quedado el fondo británico TCI que, con una participación del 6,5%, ocupará un asiento en el Consejo de Administración. ¿El resto?

La OPV ha despejado las dudas sobre la valoración de AENA. En efecto, valía bastante más que los pobres cálculos iniciales (9.000 millones), en los que tiene un protagonismo tan cuestionable como inquietante el presidente de la compañía, José Manuel Vargas (en la imagen). Hacíamos un repaso de todo ello al contar cómo Vargas bromeaba el martes de esta semana con su salida del gestor al duplicarse el valor que marcó para la compañía.

Pero lo que no ha despejado la OPV es el próximo papel que puede jugar los fondos de inversión, que juegan a corto o al plazo que les dé la gana, pero con las plusvalías que van a obtener o lo que puede trocear para vender después (léase, en ese caso, aeropuertos ineficientes). Sólo ayer miércoles se embolsaron una ganancia de 836 millones de euros en el debut bursátil de AENA. Y a eso hay que añadir lo que han ganado hoy. El Estado mantiene el 51%, menos mal.

Rafael Esparza

rafael@hispanidad.com