Otro lunes negro en Moncloa y en Ferraz. Ana Pastor, presidenta del Congreso, evitó el truco legal de orillar al Senado en la aprobación de Presupuestos del Estado. El propio presidente se ve cada vez más en cuestión por los relatos sobre su tesis-libro y su libro-tesis. La ministra Dolores Delgado, la garzonita, no está en cuestión porque se viera con el comisario Villarejo: está en cuestión porque que siempre ha entendido la justicia con batalla ideológica no como un servicio.

Y las tontunas feministas de la vicepresidenta Carmen Calvo empiezan a convertirse en materia de redes sociales, mientras cada ministro nos cuenta una historia distinta y a menudo contradictoria. En resumen, una chapuza.

La táctica de Moncloa consiste en enjuagar los desastres internos con viajes al exterior

Ahora bien, si Pedro Sánchez muestra una incapacidad en origen para gobernar, también posee una picaresca obsesiva para permanecer en el cargo. Los españoles pueden querer elecciones pero él pretende aguantar como sea, aún a costa de España, naturalmente, hasta final de legislatura. Como el Rajoy de los últimos meses, Sánchez, ya en sus primeros, solo pretende durar, con Presupuestos o sin ellos, con ministros resplandecientes o con ministros quemados: durar, durar y durar. Entre otras cosas porque el ministro más quemado es el presidente.

Y lo tiene difícil. La táctica de Moncloa consiste en enjuagar los desastres internos con viajes al exterior. Pero cada vez que Juan Español contempla espectáculos como el de la ridícula rueda de prensa conjunta con el premier canadiense Trudeau, menea la cabeza y concluye: este hombre no da la talla ni para subsecretario.

Sánchez, como Rajoy: durar hasta recuperarme. Y no se recuperó

¿Y cómo va aguantar Sánchez? Con concesiones al frentepopulismo que lo sostiene: los neocomunista de Podemos y los separatistas catalanes y vascos.  Ambos coinciden en una cristofobia que constituye el elemento más representativo del PSOE de Sánchez: nueva desamortización, eutanasia, ideología de género forzada, demolición del Valle de los Caídos, acabar con la enseñanza en la escuela y, concesiones a los separatistas a cosa de “empatía, mucha empatía”.

Mientras tanto, el “elecciones ya” empieza cundir. No creo que solucione mucho, pero revelan lo que Juan Español piensa de este Gobierno.