Ya no son únicamente los accionistas del Popular los que cuestionan la resolución y venta del banco por un euro al Santander. Este miércoles, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha sido el primer banquero que ha criticado, sin mencionar al Popular, el proceder del BCE y de la JUR.

Durante su intervención en el curso de la APIE que se celebra estos días en Santander, el presidente de Bankia ha solicitado, concretamente, “refinar” los procedimientos para otorgar “liquidez” a las entidades que lo soliciten. Y es que hemos pasado del prestamista de última instancia a una provisión de liquidez extraordinaria (ELA), esto es, un mecanismo mucho más arbitrario y que, al parecer, no admite réplica alguna.

Está en juego la propia Unión Bancaria

Efectivamente, la opacidad de la JUR ha sido motivo de debate y controversia, incluso, en el seno del Parlamento Europeo. Ahora, sin embargo, el organismo que preside Elke König, por orden del Panel de vigilancia de la JUR, tendrá que publicar datos clave relacionados con la liquidez y la fuga de depósitos que sufrió el Popular entre mayo y junio de 2017.

Está en juego, no ya la defensa de los afectados, sino la propia Unión Bancaria. ¿Quién quiere un sistema arbitrario y opaco? Nadie, excepto, al parecer, la propia König.

Sea como fuere, la Unión Bancaria Europea está aún muy lejos de culminarse. Otra prueba de ello es la decisión del Santander de dividirse en nueve grupos (España, Reino Unido, Brasil, EEUU, México, Chile, Portugal, Polonia y Argentina) para protegerse en caso de resolución. Me dirán que es para aislar al resto del grupo si, por ejemplo, la filial brasileña entra en problemas. Cierto, pero, ¿para qué aislar Portugal de España, si los dos están en la UE? Desde luego, no es una decisión adoptada pensando en la UBE.

Porque el riesgo país existe, y más ahora con los populismos (¿o habría que hablar de neocomunismo?) emergentes que en algunos casos exigen la nacionalización de la banca. Otro temor del sector y no es menor: la hiperregulación que sufre en todo el mundo tras la crisis de 2007.

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