A pesar de la insistencia del Banco de España y del BCE, los bancos españoles han dado por concluido el proceso de consolidación del sector. En principio, nadie quiere fusionarse, aunque la lógica industrial lleve a algunas entidades a sondear el mercado. El último ejemplo, la unión fallida de Unicaja y Liberbank.

Ahora bien, la decisión de las entidades choca con la visión estratégica de los fondos soberanos que invierten en nuestro país. Por ejemplo, el noruego Norges Bank, el más grande de Europa, que se ha convertido en el segundo accionista de Caixabank con el 3,01% del capital, solo por detrás de Criteria, que controla el 40% de la entidad.

Y esto es muy significativo, porque Norges Bank se caracteriza por invertir a largo plazo. No tiene la necesidad de recoger plusvalías en la primera oportunidad que se presente, como sí le ocurre a otros fondos más pequeños y, sobre todo, más especulativos. En otras palabras, ha entrado con decisión en Caixabank y mantiene sus participaciones en Sabadell (2,9%), Unicaja (2,9%), Santander (2,6%), BBVA (2,6%) y Bankia (1,8%), a la espera de que el sector inicie una nueva ronda de fusiones, tal y como le pide el supervisor, el Banco de España. Al fondo, el otro supervisor: el Banco Central Europeo (BCE)