La Unión Europea presiona desde hace tiempo a los bancos para que cambien su actual sede en Londres hacia puntos de la zona euro (París o Fráncfort) ante el nuevo escenario que plantea el Brexit. Ahora, da otro paso, más contundente, apuntando en concreto a los grandes bancos de inversión instalados en la City londinense, a los que plantea que si quieren seguir prestando servicios financieros deberán establecer oficinas en la eurozona.

Todo ello, mientras Mario Draghi -harina de otro costal- rebaja las consecuencias del Brexit en el sector financiero, aunque el BCE no está en las negociaciones con el Reino Unido.

La mudanza es compleja, en cualquier caso, por el papel de la City, especialmente para grandes bancos de inversión americanos -Goldman Sachs o JPMorgan, por ejemplo- que ha empleado su sede en Reino Unido como puente con Europa. Pero la UE está decidida a poner una serie de mecanismos para endurecer las condiciones para que operen como hasta ahora.

Las nuevas normas comunitarias por el Brexit deben ser aprobadas por los Estados y el Parlamento europeo

En concreto, un comité de legisladores de la UE ha apoyado la aprobación de nuevas normas comunitarias para obligar a esos bancos de inversión extranjeros a establecer su sede en la zona euro si quieren seguir prestando servicios, como negociación con fondos propios o gestionar emisiones de bonos y otros valores, en la Europa continental.

Para que entre en vigor esa obligación, explica Reuters, las nuevas normas deberán ser aprobada por los Estados miembros y por el Parlamento europeo en segunda votación. El cambio es de grado, como quien dice, porque la medida afecta a más de la mitad de los bancos de inversión que operan actualmente en Europa, pero desde su sede en Reino Unido. Varios de ellos, no obstante, han pedido ya establecer filiales en la zona euro para seguir ofreciendo sus servicios bancarios después del Brexit.

El primer banco suizo, UBS, ha elegido ya Fráncfort como su sede europea postBrexit, aunque también dará protagonismo a sus oficinas de París, Milán y Madrid. Otros han decidido trasladar plantilla, como Citi o Barclays, y la mayoría se están replanteando su estrategia, teniendo en cuenta el final del pasaporte financiero.

Draghi no teme las consecuencias en el sector financiero y constata la subida de los salarios (del 1,5% al 2,2%)

En paralelo, Mario Draghi señaló ayer, lunes 24, durante su comparecencia en el Eurocámara, que las consecuencias del Brexit serán “tenues” para el sector financiero. Su mensaje se centró en otros puntos que también preocupan, como la retirada progresiva de los estímulos del BCE, que deja un saldo que provoca escalofríos, con una inyección de 2,5 billones en el programa de compra de activos, dos veces y medio el PIB español. Los tipos de interés, no obstante, seguirán donde están, en mínimos, al menos hasta el verano de 2019.

Draghi se mostró cauto, aunque optimista, sobre el logro de una inflación próxima al objetivo, al 2%. Al margen de que los precios se sitúen en torno al 1,8% en 2020, el banquero dijo que aumentará la inflación subyacente en los próximos meses por las tensiones en el mercado laboral, que provocan una subida de los salarios. El 1,5% de aumento en 2017 ha pasado al 1,7% en el primer trimestre de este año y el 2,2% en el segundo. Al mismo tiempo, señaló que hay “algunos países y sectores” que muestran signos de escasez de mano de obra.

Con todo, Europa está lejos del pleno empleo, a pesar de los 9,2 millones de puestos de trabajo creados en un lustro, con una tasa en el 8,2%. Muy por debajo, dicho sea de paso, en el furgón de europeo, Grecia y España.