• El debate sobre el cambio climático se queda en las renovables y olvida que la nuclear es necesaria para descarbonizar.
  • También ignora que los reactores de la UE producen 11,5% de la electricidad sin emitir CO2; en España, el doble.
  • La Comisión o la Eurocámara sólo mencionan la eficiencia de las energías limpias, como si la nuclear no fuera eficiente y limpia.
  • Lo peor, con todo, es la falta de realismo: un 90% de las gasolineras con puntos de recarga para el coche eléctrico?

El Parlamento europeo reclama a la UE objetivos más ambiciosos en energías limpias, pero olvidando, de nuevo, que entre las energías limpias -es decir, no contaminantes- está la energía nuclear, una constante, dicho sea, que arranca desde el celebrado Acuerdo de París de 2015 contra el cambio climático. Ese acuerdo ha sido a su vez el marco de referencia a su vez dentro de la UE para dar cuerpo, desde 2016, a los acuerdos de Bruselas, que comprometen a los países firmantes, entre ellos España, para revisar la Directiva sobre eficiencia energética como parte del paquete sobre energía limpia, pero sin referencia alguna a la energía nuclear, también limpia. La realidad, en cambio, que la nuclear es un aliado contra el cambio climático. Más allá de un olvido calculado, sin embargo, lo que prueba esa ausencia es una pereza calculada, también, para medir con realismo las necesidades energéticas, en función de la demanda y la eficiencia. No sólo eso. El objetivo está asociado a prescindir del carbón (la fuente más contaminante), aunque para llegar a la descarbonización es necesaria la energía nuclear porque sólo con la renovable no es posible. La prueba, una vez más, está en el último informe de la Comisión Europea enviado a la Eurocámara y al Consejo Europeo, al que ha seguido la propuesta de la Eurocámara, aprobada por amplia mayoría, con la misma carencia. En los dos casos se muestra la misma voluntad de impulsar la eficiencia energética y una meta en el porcentaje total del consumo en 2030 procedente de las energías renovables, por ser limpias, pero en los dos casos se ignora que la energía nuclear es, además de limpia, también eficiente (no sólo eso, sino durante las 24 horas de los 365 días del año, al no depender de la lluvia, el viento o el sol). La única diferencia, que donde la Comisión puso una cota del 27%, el Parlamento la eleva al 35%. A la propuesta del Parlamento se unen otras exigencias en el mismo sentido, cumplir con el Acuerdo de París, para reducir un 40% las emisiones contaminantes (CO2) en 2030, como que los países de la UE garanticen que el 12% de la energía utilizada en el sector del transporte proceda de fuentes renovables o que un 90% de las estaciones de servicio en carreteras estén equipadas puntos de recarga para vehículos eléctricos antes de 2022. La realidad, sin embargo, puede ser o es otra. En primer caso, el coche eléctrico por ejemplo, dependerá en gran medida del impulso que le dé la industria del motor, que se mueven con criterios de rentabilidad y de inversiones en innovación. En el segundo caso, la realidad muestra, entre otras cuestiones, que en España, por ejemplo, más del 20% de la electricidad consumida procede de las centrales nucleares -en Europa es un 11%-, lo que quiere decir que está en esa fuente un tercio de la energía generada libre de emisiones. Con un ejemplo gráfico: las centrales evitan la misma contaminación que provocan 22 millones de coches. O en otros términos, que prescindir de la energía nuclear en estos momentos elevaría un 25% las emisiones contaminantes en nuestro país.

Rafael Esparza