• Aunque no está claro que vayan a hacerle caso.
  • El último gobernador del Banco de España pretende un oligopolio bancario de no más de seis entidades.
  • Es decir que, como ya hemos dicho en Hispanidad, sobran Kutxabank, Liberbank, Unicaja, Ibercaja y BMN.
  • Luis María Linde se quedaría con Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Popular.
  • Y todo ello considerando que los seis grandes de España se quedan cortos para los seis monstruos que se buscan para el conjunto de Europa, donde sólo entraría el Santander.
  • El problema es que los bancos viven entre el BdE y el BCE... e intentando evitar a ambos.
  • Y además, nadie quiere fusionarse ni absorber para no perder cargos directivos y de consejeros.
  • El problema de Linde se resume así: cuando el diablo no tiene nada que hacer con el rabo mata moscas.
Ocurrió un miércoles 6 de mayo de 2015. El gobernador del Banco de España, Luis María Linde (en la imagen), el último gobernador, se quita la careta y llama a los banqueros a fusionarse. Así, en documento público, por las bravas, para oficializar la cuestión por vía mediática. Lo cierto es que Linde busca el oligopolio bancario. Contagiado de la cosmovisión imperante en todo el sistema financiero occidental, lo pequeño no puede sobrevivir y se hacen necesarias estas concentraciones, fusiones y sobre todo, absorciones, para contar con media docena de bancos por mercado, primero en España, luego en Europa. Está claro, con seis se puede negociar mejor que con sesenta, si ustedes me entienden. También es verdad que cuando un gigante cae, y es lo que acostumbran a hacer cada equis tiempo, se desmorona todo el sistema (de ahí la cursilería de 'banco sistémico'). Naturalmente, esa necesidad de fusiones es falsa y sólo conduce al oligopolio y la deslocalización del crédito y del acceso a servicios financieros, pero la hipótesis se toma por incontestable. En plata, y como ya anticipáramos en Hispanidad, a Linde le sobran Kutxabank, Liberbank, Unicaja, Ibercaja y BMN. Bankinter no, miren ustedes por dónde, dado que Jaime Botín tiene bula, pero esa es otra historia. De otros bancos menores, como Abanca, Cajamar, las rurales o la Banca Pueyo, así como las cajas de Onteniente y Pollensa, ni hablamos: menudencias. Y hace mal, porque a lo mejor es lo único que le queda por administrar. Linde se quedaría con Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Popular... y todo ello considerando que los seis grandes de España se quedan cortos para los seis monstruos que se buscan para el conjunto de Europa. De hecho, en media docena de megabancos europeos el único banco español que cabría sería el Santander. El caso es que a los afectados no les gusta el asunto. En primer lugar, porque supone muchos problemas. Te comes un banco que es la tercera parte que tú y tienes que ceder la cuota alícuota de consejeros y directivos, un lío. Encima las sinergias son grandes y la rentabilidad de la operación no está asegurada, ni mucho menos. Eso sí, soltamos mucho lastre: es decir, ese proceso de concentración supone la excusa ideal para echar trabajadores de banca a la calle. Así, se ofrece un peor servicio al público pero se presume de rentabilidad. A la postre, ¿qué le ocurre al Banco de España?: pues que cuando el diablo no tiene nada que hacer con el rabo mata moscas. Eulogio López eulogio@hispanidad.com