• La entidad se recupera en bolsa de los últimos desplomes tras la prohibición de las posiciones cortas.
  • La familia Masaveu es una de las más ricas de España y ha sacado a Liberbank de más de un apuro.
  • Aunque comparten intereses empresariales, no han querido entrar hasta ahora en la gestión.
  • Pero si Liberbank cae, también caerían los Masaveu.
Tras la última tempestad bursátil en Liberbank, llega la calma. La decisión de la CNMV de prohibir las posiciones cortas hasta el 12 de julio, ha tenido, como quien dice, un efecto balsámico en la cotización del valor. La entidad se recupera en gran medida de las caídas del jueves y viernes, aunque la acción sigue por los pelos por debajo de un euro, uno de sus mejores registros, aunque lejos de los 1,27 euros a los que cotizaba hace un mes. El pánico vendedor se instaló en Liberbank tras el peligroso precedente del Popular (entregado al Santander por un euro), a pesar de la apuesta, entre consejeros y directivos, también de la Corporación Masaveu, cuarto accionista de la entidad, que vuelve a flotar en el futuro de la entidad. Ha sido precisamente ese apoyo uno de los argumentos a los que se ha agarrado el consejero delegado, Manuel Menéndez, para defender a Liberbank, teniendo en cuenta que el 70% de la entidad está en manos de inversores institucionales que respaldan al banco. Entre ellos, como no, está la familia Masaveu, la primera fortuna asturiana y una de las más grandes de España. Ha acudido al auxilio de Liberbank, pero no ha sido la primera vez. Y después de las compras de la semana pasada, su participación está en el 5,7%. Liberbank y los Masaveu comparten intereses desde el origen de la primera, la antigua Cajastur, al que se han añadido después otros cruces empresariales, hasta el punto de que es razonable pensar que la caída de uno sería también la caída del otro. Los Masaveu están en la entidad desde el principio y vuelven a sonar como los salvadores si las cosas se torcieran en exceso. Sin embargo, hasta ahora, no han querido entrar nunca en la gestión bancaria. Han mantenido contactos, en paralelo, con el Santander -donde son accionistas, como de Bankinter-, pero la opción de que fuera éste un posible comprador se desvanece tras la entrega del Popular a Ana Botín por un euro. Rafael Esparza