El liberal Klaus Iohannis revalidó este domingo como presidente de Rumanía por un segundo mandato en las elecciones, informa Noticieros Televisa.

Según los resultados obtenidos a partir del escrutinio del 95% de los colegios electorales, el jefe del Estado saliente habría recabado algo más del 63% de los votos, mientras que los socialdemócratas registraron sus peores resultados desde la caída del régimen comunista, hace treinta años.

Victoria Dancila, la dirigente del Partido Socialdemócrata (PSD) y rival de Iohannis, habría obtenido cerca del 37% de los votos, según esos resultados, que no tienen en cuenta los votos de los rumanos residentes en el extranjero.

Dancilia, de 55 años, dirigió el gobierno durante casi dos años, hasta que fue derrocada en octubre por el Parlamento

El PSD, un partido de izquierda con tintes euroescépticos que ha dominado la política rumana desde 1990, pagó así su impopularidad creciente vinculada, sobre todo, con sus intentos de debilitar la justicia en la lucha contra la corrupción y a los escándalos que salpicaron a buena parte de sus diputados. La formación socialdemócrata, heredera del antiguo partido comunista, fue acusada en los últimos años de socavar el Estado de derecho y de apartar a Rumania de la escena europea.

Klaus Iohannis, exprofesor de Física de 60 años, partía como gran favorito y contaba con el apoyo de decenas de miles de rumanos que salieron a las calles desde 2017 para denunciar las reformas de la justicia ideadas por la izquierda.

Séptimo país más poblado de la Unión Europea con 19,4 millones de habitantes, Rumania presenta profundas disparidades entre los centros urbanos, cuyo nivel de vida se acerca al europeo, y las zonas rurales, de las más pobres del continente. Uno de cada dos rumanos vive en el campo.

En los últimos años, Rumania registró altas tasas de crecimiento económico (7% en 2017 y 4,1% en 2018), estimulado por un aumento de las pensiones y de los sueldos en el sector público, una medida del PSD. Pero esas medidas generosas generaron inquietud en la UE y en el Fondo Monetario Internacional (FMI), que advirtieron que el déficit podría dispararse.