La subida de los tipos de interés en EEUU ha tenido un efecto fulminante en las bolsas, con caídas en cadena, de las que no se ha librado el Ibex (-1,97%). Ahora bien, no ha sido tanto por la subida en sí, un cuarto de punto, como por el mensaje del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, nada suave.

Powell rebajó de tres a dos las subidas de tipos en 2019, y recortó en dos décimas la previsión de crecimiento de la economía americana. Es la realidad, el corto plazo, que ha interpretado el mercado y que se traduce en fuertes caídas en las principales plazas.

El temor, por tanto, es a la desaceleración de la economía, aunque el Banco de Inglaterra, pendiente del desenlace del Brexit, ha mantenido los tipos en el 0,75%, y el Banco de Suecia ha optado por subirlos -como EEUU, un 0,25%- por primera vez desde 2011- y ha delantando otra posible subida en el segundo semestre de 2019.

En los dos casos, las apreciaciones apunta a lo mismo: una moderación del crecimiento del PIB, lo que inclina la política monetaria a posiciones menos expansivas.

La caída del Ibex, en concreto, deja el selectivo en el nivel más bajo desde agosto de hace dos años, en 8.596,5 puntos. Pero no es una excepción, se une al revés de las bolsas de París (-1,8%), Milán (-1,9%), Fráncfort (-1,4%).

El mercado, dicho de otro modo, se pinta de rojo por el temor a un horizonte más negro de la economía, tensión que no sólo se nota en la renta variable, también en la renta fija o, incluso, en el precio del petróleo, en nuevos mínimos anuales (el barril de Brent, en 55 dólares).

En el caso de EEUU, se vuelve a hablar de una posible recesión (siempre una palabra maldita). Y en el caso de Europa, a esos nubarrones se añaden otros, como los riesgos por el Brexit o la inestabilidad política.