• Año y medio después, aún no ha podido concluir su revolución silenciosa.
  • Persisten las resistencias en los veteranos, tanto en el Consejo como en la Dirección.
  • Ni al PP ni al PSOE les gusta su neutralidad política.
  • Nadal quiere ponerle firme y Javier de Paz es zapaterista, enemigo de Sánchez.
  • Y los éxitos del palletismo no se dejan ver ni en los medios, ni en los analistas, ni en bolsa.
José María Álvarez-Pallete (en la imagen) cumple año y medio al frente de Telefónica y aún no ha conseguido culminar su revolución silenciosa. César Alierta abandonó el Consejo en mayo pero no por ello desaparecieron las reticencias de la vieja guardia, tanto en el Consejo, a pesar de la renovación, tanto en el equipo directivo como en los medios. Poco amigo de batallas, Pallete siempre ha querido mantenerse al margen de líos políticos y mediáticos. Pero ya saben: uno puede pasar de la política pero la política jamás pasa de uno… sobre todo si eres presidente de Telefónica. En otras palabras, aunque la inefable vicepresidente Soraya se ha acercado a Pallete, eso no le asegura el entusiasmo de los reguladores, especialmente del hombre de clase en el PP en materia de relaciones con los inversores: el ministro de Energía y telecomunicaciones, Álvaro Nadal. Y luego está lo del PSOE. Pallete no gusta al equipo de Pedro Sánchez, quien acusara a la operadora de jugar a favor de Susana Díaz. Además, el grupo de presión del PSOE, capitaneado por el consejero Javier de Paz, es zapateril, no sanchista. En cualquier caso, ni al PP ni al PSOE les gusta la neutralidad de Pallete… que es justamente lo que debería gustarles. La vice Soraya cuida mucho a Pallete, pero siempre en el estilo sorayesco: dame lo que tengas y yo te devolveré simpatía. Con todo, la oposición más preocupante a Pallete es la interna, pues todavía la tiene tanto en el Consejo como en el equipo directivo. La salida de Luis Blasco, amigo de Alierta, así como del sobrino de éste, Javier Placer, ha vuelto a encender la mecha del Aliertismo. Curiosamente, la mayor reticencia esperada, la de Luis Miguel Gilpérez, el hombre de Telefónica de España, parece haberse encauzado bien. Luego están los consejeros veteranos, así como el núcleo de referencia bancario: Caixa y BBVA. Desde Caixabank se deja hacer a Pallete; desde BBVA se muestra una cierta lejanía. Y todo esto concluye en que la estrategia de Pallete no tiene éxito ni cuando se percibe su buen enfoque. Falla la cotización, pero eso es lógico: Pallete  ha optado por no obsesionarse con reducir apalancamiento si es a costa de disminuir los ingresos. Algunos analistas han visto esto como una desobediencia a sus atinados consejos, algo enormemente peligroso. Es igual, haga lo que haga, y tiene una idea clara de lo que hay que hacer, la bolsa no responde y la compañía es atacada por los bajistas. Algunas fuentes de Telefónica elevan la presencia bajista hasta el 6%, otras la reducen al 3%. Pero lo más sorprendente de todo es que la reacción positiva del mercado sobre las matildes llegue cuando se publican resultados mientras que se derrumbe frente a rumores, e insidias, tanto de origen interno como externo. Al parecer la cotización de Telefónica está más atenta al comadreo que a la cascada de resultados. ¿Comprar con el rumor y vende con la noticia? Sí, pero esa maldición no debería ocurrir, ¿verdad? Pero no se engañen: los males de la Iglesia no están fuera, sino dentro de la compañía, Eulogio López eulogio@hispanidad.com