• Y coloca al frente del astillero a Esteban García Vilasánchez, hasta ahora director de Programas.
  • Platero, cargo de confianza de Montoro, se pone las pilas para cambiar la gestión del discutido Aguirre, ahora diputado.
  • Y Navantia es uno de los lastres en los resultados de la SEPI: está quebrada y no está claro su futuro.
  • El peor momento de Revuelta fue la pérdida de los gaseros de Repsol, que acabaron en astilleros asiáticos.
El relevo en la presidencia de Navantia, que asume desde este viernes Esteban García Vilasánchez, acaba con un problema, la gestión de Manuel Revuelta desde 2012, cuestionado hasta por el PSOE, a pesar de su proximidad ideológica por su vinculación con el Grupo Prisa -estuvo años al frente del Anuario El País-, sobre todo tras perder el contrato de los cuatro gaseros de Repsol, compañía, por cierto, en la que trabajo Revuelta en la etapa de Alfonso Cortina. Navantia, empresa pública, no presentó una oferta oficial, ni en tiempo ni en forma, y los contratos para construir los gaseros acabaron en astilleros asiáticos. Algo demasiado grave para un grupo con centros de trabajo importantes (Ferrol o Cádiz) y con una carga de trabajo insuficiente que garantice su viabilidad. En el comunicado de la SEPI hay escasa alusión a Revuelta, pero ya adelanta lo que le espera a García Vilasánchez, "con amplia experiencia en el sector naval" y hasta ahora director de Programas. Esteban García "deberá abordar el nuevo plan estratégico" impulsado por SEPI, o lo que es lo mismo su nueva presidenta, Pilar Platero, "para reforzar la eficiencia y sostenibilidad de la compañía, potenciando su impacto sobre las áreas económicas donde se ubican sus astilleros". Pilar Platero pone orden así en la naviera, algo en lo que ayudó más bien poco el cuestionado presidente anterior, Ramón Aguirre, por las pérdidas de la SEPI. Paradójicamente, Aguirre salió favorecido en las últimas elecciones, como segundo diputado por Guadalajara. Pilar Platero llega a la SEPI como cargo de confianza de Cristóbal Montoro. Fue uno de los efectos de la remodelación en la sociedad estatal. El ministro de Hacienda colocó también a 14 vocales, del mismo modo que Guindos hizo lo propio con otros tres y Sáenz de Santamaría con dos. El principal desafío para el nuevo presidente de Navantia será asegurar su futuro, del que depende, sobre todo, el empleo en las comarcas ferrolana y gaditana. Puede resucitar el proyecto estrella del anterior ministro de Defensa, Pedro Morenés, el polo militar industrial, con empresas públicas, como Navantia, Isdefe o Inta, y otras en las que el Estado también tiene participación. Otra opción es gran astillero europeo, como Airbus pero en el negocio naviero. Rafael Esparza