El Banco de España vuelve a las andadas. Quiere que las rurales se fusionen o que sean absorbidas. No puede ser que el número de bancos se haya reducido drásticamente en los últimos años, que las cajas de ahorros haya desaparecido prácticamente y que, sin embargo, el sector de las cooperativas de crédito siga contando con más de cuarenta entidades. 

Esto no puede seguir así. Solo hay un problema: Pablo Hernández de Cos no puede obligar a las rurales para que se fusionen o para que sean absorbidas si, efectivamente, no muestran ningún síntoma de debilidad. Poco pueden hacer desde el palacio de Cibeles si las rurales son solventes.

Si no hay síntomas de debilidad, no se puede obligar a las rurales a que se fusionen o a que sean absorbidas

Y en esa ‘rebelión’, la Caja Rural de Navarra es la que lleva la voz cantante. La entidad con sede en Pamplona ha remitido este martes un hecho relevante a la CNMV en el que pone negro sobre blanco: a 30 de septiembre de 2018, la entidad presentaba un ratio de capital CET1 phased-in del 14,8% y un ratio de capital fully loaded del 14,5%. Muy por encima de las exigencias mínimas del Banco de España: phased-in CET1 del 7,8% y de capital total del 11,3%.

Casi a la misma hora, hacía lo propio Eurocaja Rural. La entidad con sede en Toledo también anda sobrada de solvencia (15,4% frente al mínimo de capital total exigido del 11,6%). y aprovecha el hecho relevante para aclarar que “estos requerimientos de capital no implican ninguna limitación de las referidas en el Reglamento (UE) nº 575/2013 a las distribuciones en forma de pago de dividendos, de la retribución variable y de intereses a los titulares de valores de capital de nivel 1 adicional”,