La reputación de la auditora PwC ha quedado en entredicho tras la multa que la SEC de Estados Unidos (el organismo regulador de la bolsa en aquel país, equivalente a la CNMV española) le ha impuesto por "conducta profesional inadecuada”.

La multa asciende a 7,2 millones de euros (7,9 millones de dólares). La sanción también ha recaído sobre uno de los socios de la firma, Brandon Sprankle.

Más en concreto, la SEC estadounidense acusa a PwC de realizar servicios “prohibidos”, como por ejemplo, la "toma de decisiones en el diseño e implementación de un software relacionado con la información financiera de un cliente de auditoría”.

Y no  solo eso, sino que le acusa también de violar la ley al no describir por escrito al comité de auditoría el alcance de su trabajo, al no discutir con ese mismo comité los "potenciales efectos" de su trabajo en la independencia y al no documentar el contenido de esa discusión sobre la independencia.

Casi todas las polémicas con firmas auditoras vienen por estas vías:

1.La necesidad de mantener su independencia frente al auditado.

2.No haber destacado los problemas donde sí había problemas.

3.Combinar la actividad de consultoría (donde ganan más) con la de auditoria (donde ganan menos).