• Por primera vez, sus sostenedores -los bancos Santander, HSBC y Caixabank-, además de Telefónica, le han advertido.
  • ¿De qué? De que todo tiene un límite.
  • Los alemanes estudian esa posibilidad, los españoles la rechazan.
  • El problema es el futuro del libro de texto: ¿el soporte futuro será el papel?
  • Pero Cebrián precisa liquidez con urgencia.
  • La SER no es vendible y El País es lo único que quiere salvar.
Desde que Juan Luis Cebrián expulsó a los Polanco de PRISA, el antiguo imperio ha ido languideciendo. La deuda sigue siendo alta y, sobre todo, la capacidad de generación de fondos cae en picado. Y lo que es más grave: quienes llevan más de tres años manteniendo artificialmente al grupo -esto es, Telefónica y los bancos, principalmente Santander, HSBC y BBVA- han levantado la mano por primera vez. Sólo es una advertencia: todo tiene un límite, también la financiación blanda y la capitalización de deuda. A nadie han tratado los bancos tan bien  como a PRISA. En cuanto a Telefónica, no sólo ha suscrito emisiones sino que, además, le ha comprado Sogecable. El mensaje es sencillo. Todo tiene un límite, Janli. Así que toca vender Santillana, el 75% del capital para ser exactos. Libros de texto, principalmente, que Cebrián ha ofrecido a los alemanes de Bertelsmann y a los españoles de Planeta. Éstos últimos, en plena reestructuración del negocio, se preparan para el no y los alemanes estudian la situación, pero siempre pendientes del formato futuro del libro de texto. Podría no ser el papel y entonces habría que adaptar el contenido a un nuevo continente. Y eso no es ni fácil ni barato. En cualquier caso, Janli se ha convertido en el vendedor del maletín. Sabe que la SER no es muy vendible, dado que su influencia es muy superior a su patrimonio. Lo que más vale, desde el punto de vista patrimonial, es el intangible negocio concesional. Vamos, que la SER puede convencer más al oyente comprometido que al inversor. Queda El País, el origen del imperio, la obra de Janli, a la que no está dispuesto a renunciar por nada del mundo. Sigue siendo la palanca de su poder. Quizás por ello ha perdido tanto poder. Eulogio López eulogio@hispanidad.com