• Nueve primeros meses: fuerte reducción del beneficio aunque el ebitda aguanta.
  • La deuda sigue pesando demasiado: 2.000 millones ligada proyectos, 1.100 de Repsol... y el resto con cargo al accionista.
  • Y el eterno dilema de las constructoras: en España no hay trabajo, fuera hay poco margen. Mejor quedarse de ingeniería.
Manuel Manrique, presidente de Sacyr (en la imagen), ha ligado el futuro de la constructora a Sacyr Industrial  (ingeniería, servicios) y a las concesiones. Pero la reconversión es lenta. Y luego opera otra variable: no hay negocio de construcción en España, fuera sí, pero fuera no hay margen, o al menos son muy estrechos. Mejor ser una ingeniería o una concesionaria que construye y opera que una constructora. Los resultados de los primeros nueve meses no son buenos. La venta de Testa fue hace mucho y ahora hay que recurrir a lo recurrente. Modelo crecimiento de los ingresos, moderado crecimiento del ebitda, una deuda que se resiste a caer y un beneficio en caída libre. Deuda: de los 4.000 millones de euros, la mitad está ligada a proyectos. Los 1.100 millones ligados a Repsol que no tendrían por qué preocupar. Pero luego está lo duro: casi 900 millones de euros con cargo al accionista. Eso es muy, muy duro. En cualquier caso, lo cierto es que la estrategia de Manrique no es mala. El problema es que la reconversión resulta muy lenta y ya se sabe que no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista. Eulogio López eulogio@hispanidad.com