• Entre las intenciones manifestadas por el nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, figura un banco central de Cataluña.
  • Según los expertos, si se trata de un banco que solo controle a las entidades financieras radicadas en Cataluña, sí sería factible.
  • Por el contrario, si ese futuro banco central catalán pretendiera emitir moneda propia, y distinta al euro, fracasaría en su intento.
Carles Puigdemont (en la imagen) fue elegido anoche presidente de la Generalitat de Cataluña con 70 votos a favor (62 de su de su grupo, Junts pel Sí, y 8 de los diez diputados de la CUP), 63 votos en contra (de Ciudadanos, PSC, PP y Catalunya Sí que es Pot) y dos abstenciones (de la CUP). El nuevo presidente, que tomará posesión previsiblemente el próximo martes, asumió en su discurso de investidura la hoja de ruta independentista aprobada por el Parlamento de Cataluña y diseñada por su antecesor en el cargo, Artur Mas. Pese a que la declaración independentista ha sido anulada por el Tribunal Constitucional, Puigdemont se comprometió a conseguir la ruptura con España en un plazo de 18 meses. Según dijo, el independentismo es un proyecto compartido por la sociedad catalana y cuenta con "una amplísima mayoría social". Puigdemont adelantó que la prioridad de su Ejecutivo será construir "estructuras de Estado" como una representación en el exterior, unas aduanas catalanas, la hacienda propia o el banco central de Cataluña. Ahora bien: ese último punto en concreto, el supuesto banco central de Cataluña, los analistas expresan sus dudas. Pues si se trata de un banco que solo controle a las entidades financieras radicadas en Cataluña, sí sería factible, según los expertos. Por el contrario, si ese futuro banco central catalán pretendiera emitir moneda propia, y distinta al euro (¿cómo se llamaría, el catalino?), se estrellaría con la realidad: dicha moneda no valdría nada a efectos comerciales porque perdería su valor nada más ser emitida. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com