• El Gobierno francés recibe un aluvión de críticas por querer crear un cementerio nuclear a 120 kilómetros de Alemania.
  • La oposición francesa también cuestiona la decisión porque no ha sido debatida ni votada en el Parlamento.
  • El SPD alemán asegura que la resolución vulnera las reglas de transparencia y de relaciones vecinales.
  • Areva, el grupo fabricante de reactores nucleares, no da pie con bola y continúa sin recibir un solo pedido desde 2007.
Las discrepancias entre Francia y Alemania resultan pocas veces tan patentes como en el caso de la energía nuclear. Recordemos que Francia lleva décadas manteniendo su apuesta firme por esta clase de energía y que Alemania decidió prescindir de ella, aunque todavía precisa de lugares en que dar reposo a sus últimos residuos. La última polémica entre ambos países ha surgido por la intención del Gobierno galo de construir un cementerio nuclear en Bure, una localidad ubicada a 120 kilómetros de la frontera con Alemania. Desvelada la propuesta, al Ejecutivo de Hollande le han caído palos por todas partes. La oposición francesa crítica las formas con que ha sido tomada la decisión. El Gobierno aprobó la medida en París durante las vacaciones, dentro de un paquete económico para el que no hubo debate ni votación. Al otro lado de la frontera, el eurodiputado del SPD alemán, Jo Leinen, apunta en la misma dirección. Según él, haber evitado el debate en el Parlamento contradice las reglas de transparencia y relaciones vecinales. La ministra francesa de Medio Ambiente, Ségolène Royal, ha tenido que salir al paso para salvar los muebles, y ha dicho que "la construcción del almacén se aprobó hace muchos años". Royal se refiere a una ley de 2006 en la que no queda aclarado el lugar. Eso sí, en la localidad de Bure no hay mucha oposición al proyecto porque generará puestos de trabajo. Ante este aluvión de críticas, la empresa encargada del proyecto del cementerio, ANDRA, ha propuesto iniciar un diálogo con todos los afectados en pos de la transparencia. Y, entre tanto, Areva NP, el grupo fabricante de reactores nucleares y paradigma durante un tiempo de la industria francesa, hace lo suyo por sobrevivir. Recordemos que la gran eléctrica francesa, EDF, lanzó una oferta al Ejecutivo galo, accionista mayoritario de ambas empresas, para su compra. Este plan urgente de rescate no fue suficiente: la firma sigue sin recibir un solo pedido de reactores desde el año 2007, y en el ejercicio de 2014 acumuló pérdidas de 4.800 millones. Areva NP está viéndose todavía castigada por el accidente nuclear de la planta de Fukushima en 2011. Daniel Esparza daniel@hispanidad.com