• Rajoy no puede hacer Europa: ni sabe, Cameron tampoco: no cree.
  • Hillary tiene razón sobre el premier británico: es un snob, que sólo pretende salvar el referéndum-charco donde se ha metido.
  • Su proyecto para convencer a los británicos que sigan en la UE: seguiréis siendo ingleses pero con un mercado de 500 millones de euros.
  • Gibraltar, ni tocarlo.
  • Y pese a todo, Reino Unido ha hecho más que España por Siria.
  • Cameron, si Cataluña se independiza sale de la UE y se pone a la cola para volver a entrar.
Ya lo decía Hillary Clinton en uno de esos 'emilios', de esos que pueden costarle la Presidencia de los Estados Unidos: con David Cameron (en la imagen junto a Rajoy) no hay nada que hacer. La candidata demócrata le dibuja como un niño bien de Eton, un snob. Y así actúa en Madrid. Anécdota. Cuando dos primeros ministros dan una rueda de prensa, el pacto consiste en que dos periodistas británicos y dos españoles resumen las preguntas de todos. Un sistema malo pero es lo que hay. Pues bien, al parecer, uno de los portavoces españoles se extendió demasiado en el número de preguntas formuladas, su conducta fue afeada -más complejos de inferioridad españoles- por el propio Rajoy y una vez terminada la rueda de prensa, la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro abroncó a la prensa española. España, paraíso del complejo de inferioridad. Pues bien, poco antes se había visto una mucho más salvaje falta de estilo del chico de Eton, autor de la grosería consistente en dar la palabra y pretender dirigir la rueda de prensa en Moncloa otorgando él la palabra en casa ajena. Pero oiga, mi pequeño cantamañanas británico: que es usted el invitado, no el anfitrión. Es más, señaló a qué periodistas británicos podían hablar y naturalmente no les respondió nada pero, eso sí, les atendió con cordialidad y entusiasmo. Igual que Rajoy con los nuestros. La secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martín de Castro, abroncó a los periodistas españoles. La grosería no fue la de la prensa española sino la del premier británico y en las paredes de Moncloa resonaba el viejo epigrama: "Oyendo hablar a un hombre, fácil es acertar dónde vio la luz del sol. Si alaba a Inglaterra, será inglés, si habla mal de Prusia es un francés, y si habla mal de España, es español". Pero ¿quién se ha creído usted que es, mister Cameron? Ya lo decía el insigne Blas de Lezo: "Todo buen español debería mear siempre mirando a Gran Bretaña". Pues bien, este buen señor, Sir Cameron, pasa por España y por Portugal en un viaje de un día. No viene a acordar nada, ni siquiera se acerca a Gibraltar e impone a la débil diplomacia española que no se hable sobre Gibraltar. Ni una palabra. Vino para dos cosas: vender su doctrina económica, que nadie sabe en qué consiste pero sí su objetivo, esto es, mantener a Londres como la segunda City del mundo y la más especulativa de todas. Incluidas las bolsas de los emergentes y la de Wall Street. Ejemplo, ¿han leído el artículo de Expansión del viernes, firmado al unísono por Cameron y Rajoy? ¿Ustedes entienden algo? Pues entonces está bien. Era lo que se pretendía. Se supone que Cameron vende liberalismo, pero lo que realmente vende es financismo. O sea, la City de Londres, su principal negocio. Lo segundo que ha vendido en España, un país situado al norte del precitado Gibraltar, es una nueva Europa. Claro, este chiflado de las apuestas, que es Cameron se ha metido en un nuevo charco: referéndum para salir o permanecer en Europa. En teoría, Rajoy y Cameron coinciden en una Europa que supere su actual déficit democrático. Ahora bien, ni Rajoy es tan liberal ni Cameron está dispuesto a comprometerse con lo situado más allá del Canal de la Mancha si eso le hace salir del Número 10. Y una democracia significa un solo país, la Unión Europea, algo que Rajoy podría aceptar, aunque no entienda sus consecuencias pero Cameron jamás. Cuatro temas: En cualquier caso, el encuentro del viernes en Moncloa estaba muy desequilibrado. Son dos líderes, el uno acaba de ganar las elecciones, al otro se le acaba la legislatura y tiene difícil la reelección. Sobre Europa, el premier británico ha convencido a Rajoy -hasta allí donde se puede comprometer a un gallego bastante perezoso, como es Mariano el indolente-: libre comercio con Estados Unidos, menos normas internas, y en resumen, modelo americano: lo que no está expresamente prohibido está permitido. Por su parte, Mariano Rajoy a lo suyo: lanza su soflama electoral: este año se crearán 600.000 empleos. Eso está muy bien pero aún así la tasa de paro española será del 21% mientras la inglesa anda en el 7%. Y con salarios bajos mucho más elevados que los españoles. En concreto el salario mínimo es el doble en Reino Unido que en España. En cualquier caso, Cameron quiere seguir siendo inglés, no comprometerse con Europa… pero aprovecharse de las posibilidades que ofrece un mercado de 500 millones de personas. Pasamos a la emigración. "En España la conocemos muy bien", asegura Rajoy: "Más del 10% de los trabajadores españoles son extranjeros, sin contar los que tienen la doble nacionalidad. En su gran mayoría se han integrado y se ganan la vida honradamente, contribuyen al progreso de este país". Hasta ahí bien, pero me temo que Rajoy no está capacitado para construir una Europa, por ejemplo en materia de asilo e inmigración. Su discurso es un poco fofo: "En Europa, estamos viviendo situaciones verdaderamente trágicas. El reto más importante al que se enfrentó Europa -repite una y otra vez, con Cameron de coro-. Europa no puede negar asilo a quien tenga derecho a él". El problema es: ¿Quién lo tiene? Respecto a la inmigración irregular por razones económicas. Son "gente negada por las mafias que ponen en peligro sus vidas". Muy cierto como también lo es que la mejor policía migratoria es "ayudar en origen a esos países para que sus ciudadanos no se vean obligados a emigrar". En eso, tanto Rajoy como Cameron están de acuerdo. El problema es no esperar a que Europa actúe -es un paquidermo- y, sobre todo, cuánto dinero estás dispuesto a aflojar. Rajoy ofrece otro dato: Las peticiones de asilo se han triplicado este año en España. Por cierto, Cameron, primer ministro del país que, "por sus principios morales", más ha ayudado a los refugiados sirios, no pertenece al euro ni tampoco a Schengen: eso significa que no recibirá cuota de refugiados pero, como creo haber dicho antes "somos una nación con principios morales". La verdad es que ha hecho más que España por Siria, también porque tiene un ejército mucho más importante que el de España. Y Rajoy responde con una cuestión de Régimen interno. Y si cuela, cuela: "España es el país de la UE donde viven más extranjeros en proporción al número de habitantes. La integración en España se hecho muy bien, la integración es modelo. Todos los extranjeros residentes tienen los mismos derechos que los españoles". Naturalmente surge el caso Cataluña. Cameron es el ídolo de los nacionalistas catalanes tras convocar referéndum en Escocia. Cameron apoya a Rajoy: "Al igual que el Reino Unido, España es un gran país, con una historia larga. El mensaje es el mismo que en Escocia: estamos mejor juntos, somos más fuertes juntos, debemos permanecer juntos. Es el mismo mensaje que el Reino Unido. No son dos situaciones iguales pero Cameron sentencia: "Si una parte se independiza ya no forma parte la Unión Europea y tiene que empezar a hacer cola detrás de otros países candaditos. Esta es la postura de la UE y de cualquier experto constitucional en Europa". Me temo que Cameron va a dejar de ser el ídolo de Artur Mas. Eulogio López eulogio@hispanidad.com