Los trabajadores de la española Siemens Rail Automation están a la expectativa del desenlace de una fusión entre la alemana Siemens y la francesa Alstom para crear un gigante ferroviario europeo. Ahora bien, los dos grupos se cuestionan ya que sea posible, debido a las exigencias de Bruselas, mientras el Gobierno francés presiona a la Comisión Europea, que dará una respuesta definitiva a mediados de febrero.

El resultado de la megafusión inquieta por los efectos que podría tener en los trabajadores de la división ferroviaria española de Siemens, moneda de cambio en esa operación, con una plantilla de 600 personas (500 en la planta de Tres Cantos y 100 en San Fernando de Henares. Tiene un espacio reservado, por ese motivo, en la página web de comité de empresa, que informa al respecto. Les preocupa, por ejemplo, la interlocución sindical en la nueva empresa, según el último comunicado (en el documento adjunto).

Ahora bien, esa fusión puede encallar, a pesar de las secuelas que ha dejado en España, con la presión y despido de sus antiguos directivos. Los dos grupos se resisten a dar más concesiones a Bruselas, mientras Francia y Alemania empujan para ablandar a la Comisión. El portavoz del Ejecutivo galo, Benjamin Griveaux, ha dicho, en concreto, que el veto sería un “error, político y económico”. Se atiene a la amenaza que implica para los fabricantes europeos la entrada del gigante chino CRRC.

La postura de la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, sin embargo, ha sido firme hasta ahora en las objeciones a esa fusión, sobre todo en señalización ferroviaria y alta velocidad. Sin las cesiones importantes que plantea, el nuevo grupo tendría una posición de dominio y la competencia, por tanto, estaría amenazada. Vestager no se opone a las fusiones de grandes empresas europeas, pero sí a las que “perjudican a la competencia”.

El Ejecutivo galo dice a Bruselas que cometería un “error, político y económico” si bloquea la fusión por la posible entrada de la china CRRC

Siemens y Alstom, en paralelo, comienzan a admitir abiertamente que su proyecto de fusión puede naufragar. Para la alemana, la Comisión ha puesto sobre la mesa “exigencias insuperables”, mientras la francesa Alstom dice que “no hay certeza” de que las cesiones que han planteado, a pesar de que representarían un 4% de la facturación conjunta, vayan a convencer a Bruselas.

El presidente de Alstom, Henri Poupart-Lafarge, ha dicho a los analistas, incluso, que “las desinversiones que han propuesto suscitan un gran interés entre compradores serios, lo que confirma el proyecto de fusión es viable”.

La fusión crearía un gigante con presencia en 60 países y una facturación anual de 15.600 millones de euros. Plantaría cara a la china CRRC,  con ingresos de 26.000 millones, más que Bombardier, Siemens y Alstom juntas. Pero no es, con todo, una razón suficiente para convencer a Vestager.