Los señores Josep Borrell y Pedro Sánchez me animan a votar al PSOE el próximo domingo 26 de mayo. La verdad, no me lo esperaba. Pero lo que más me ha llamado la atención son los argumentos propuestos. (Ver carta en documentos adjuntos)

Primero: “eliges entre una Europa más justa, verde y feminista" frente a otra Europa “que se desentiende de la gente y cede ante el miedo”. Hasta el momento, parece claro que no debo votar a los otros, aunque no tengo claro a quiénes se refieren, pero mi duda viene con los primeros. Porque, claro, si es una sociedad justa no puede ser verde, y si es feminista tampoco puede ser justa.

Energías verdes significan tarifas de la luz caras

Por ahora, don Pedro y don José me han hablado en negativo y uno tiende al optimismo. Los argumentos en positivo vienen ahora: Pedro y José van a construir una “Europa desde la defensa de los valores”. Eso está muy bien. Valores de esperanza, democracia y tolerancia.

Ahora bien, eso no son valores: son sentimientos, actitudes o modelos de representación política. La tolerancia es lo único que se puede parecer a un valor. Ocurre que siempre me ha parecido un valor muy mezquino: yo no acepto que me toleren, quiero que me respeten.

Agenda 2030 de la ONU. ¡Qué horror!

Los argumentos de don José y don Pedro, continúan. Ojo al dato: 'su' Europa está comprometida en la lucha contra al cambio climático y la apuesta por las energías limpias.

Vaya, hombre. Ya discrepamos. En primer lugar, porque el redicho cambio climático es como la jubilación: nadie la desea pero si tiene que llegar, que sea en buenas condiciones, no por mutilación. Desde luego, no a costa de energías limpias, que significa energía mucho más cara. Y lo primero que necesito es una energía barata y sostenible. Pero ojo, sostenible para el suministro diario, no lo que habitualmente se entiende por sostenible.

Iván Redondo tiene razón: las ideologías no ganan las elecciones. De hecho, él no tiene ninguna

Y por último, más que ninguna otra cosa: el PSOE se autoenmarca dentro de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, cuyo principal vector consiste en la expulsión del cristianismo de la globalización y la reducción de la humanidad, que no hacen más que parir y parecen conejas.

Nada, que no voy a poder votar al PSOE, y mira que lo siento.

En cuaquier caso, lo llamativo es que Borrell y Sánchez están cumpliendo con los principios del jefe de campaña del PSOE y mandamás ideológico del partido, Iván Redondo: los programas politicos no sirven para nada. Las ideologías no ganan las elecciones, sólo las imágenes y los sentimientos. Y de esto Iván Redondo entiende mucho, porque él no tiene ideología alguna.