• La canciller lleva más de una década apostando por las renovables como sustitutas del carbón y la energía nuclear.
  • Y claro, E.on y RWE 'pagan el pato': en 2016, tuvieron unas pérdidas de 16.000 y 5.700 millones de euros.
  • Este año la situación no va mejor: hasta marzo, E.on gana un 46% menos y factura menos, tras desconsolidar Uniper.
  • Pero Merkel también se ha cargado el plan europeo por el que EDF, E.on y RWE se iban a repartir el negocio de la energía.
Cuando se echa un vistazo a las cuentas de las grandes eléctricas alemanas (E.on y RWE), se ve la constante caída del beneficio por culpa de la verde Angela Merkel (en la imagen). Y es que la canciller lleva más de una década apostando por las renovables comos sustitutas del carbón y la energía nuclear (por cierto, esta última tiene fijado su apagón para 2022). Y claro, E.on y RWE pagan el pato en esta desastrosa política energética. En 2016, E.on tuvo unas pérdidas récord de 16.000 millones de euros, viéndose obligada a anunciar despidos (en total 1.300, es decir, el 3% de la plantilla) y venta de activos… para reducir costes y deuda. Mientras, RWE perdió 5.700 millones por la caída de los precios mayoristas de la electricidad y unas depreciaciones de 4.300 millones. Este año la situación no va mejor. Hasta marzo, E.on ha ganado 628 millones (-46%) y ha facturado 10.480 millones (-7%) tras la desconsolidación de Uniper, que agrupa su negocio de generación convencional de electricidad. El presidente de E.on, Johannes Teyssen, ha señalado que la eléctrica se va a centrar ahora en sus negocios principales: redes de energía, cuyo resultado fue muy bueno; soluciones para clientes, donde el resultado bajó por mayores costes de producción y tasas más elevadas; y renovables, que se mantuvo estable. A E.on no le queda otra que tragar con la política verde de Merkel y sus efectos. Estima que los ingresos serán bajos a medio plazo en el negocio de redes en Alemania y el beneficio operativo antes de extraordinarios se sitúe entre 2.800 y 3.100 millones este año y prevé mantener dicho nivel el próximo trienio. Eso sí, la eléctrica que preside Teyssen no quiere que sus accionistas se vean más lastimados y pretende aumentar el dividendo más de un 40% (unos 0,30 euros por acción) en 2018. Asimismo, en sus planes está reducir la deuda, que ahora es de 24.746 millones, y aumentar el capital. Claro que conviene no olvidar que Merkel no sólo se ha cargado las eléctricas alemanas, sino el plan europeo por el que tres grandes compañías (la francesa EDF, E.on y RWE) se iban a repartir el negocio de la energía en el viejo continente. ¿Compensa apostar por la política verde a toda costa? Surgen las dudas… Cristina Martín cristina@hispanidad.com