Los bufetes de Abogados aceptados por los tribunales de la Unión Europea para juzgar la venta forzada del Popular al Santander por un euro coinciden en una sola estrategia, que se hará realidad en breve: la solicitud de la nulidad radical de la intervención del Banco Popular por la Junta Única de Resolución (JUR), lo que pondría en cuestión toda la labor de su directora, Elka König.

¿Por qué? Pues porque los bufetes aceptados por Europa (a destacar, Ramón Pelayo, Richard Ellis, Miguel Roca, Bernardo Cremades…) en representación del conjunto de los damnificados, que son legión, han llegado a la conclusión de que la intervención del Popular por la JUR fue una chapuza de tal calibre que la opción de la nulidad radical de las actuaciones es más que factible. No necesito explicarles que, si la venta del Popu al Santander por un euro fuera declarada nula, todo el interminable proceso de la unión bancaria, cuyo talón de Aquiles es la liquidación de bancos… resultaría interminable. En el mejor de los casos, habría que volver a empezar. 

Además, como no será posible deshacer la absorción del Popular por el Santander, habría que solicitar la correspondiente reclamación de indemnización que, probablemente, no rondaría el precio del mercado en el momento de la intervención, sino el patrimonio (11.000 millones de euros) en el que los peritos del Banco de España tasaron el valor real del Popular y por el que concluyeron que se trataba de una entidad solvente.

Si los tribunales europeos declaran la nulidad de la intervención del Popular, toda la Unión Bancaria europea se tambalearía

¿Y cuáles son las razones que han llevado a semejante conclusión a despachos tan distinguidos como Bernardo Cremades (no confundir con Javier Cremades también presente en el lío) Ontier, Ramón Pelayo o Miguel Roca? Pues apunten los siguientes:

1.El reconocimiento del Santander que optó por el Popular fuera de plazo, reconocimiento imposible de evitar, surgido hace pocos días y que ha actuado como espoleta del consenso sobre la estrategia jurídica de solicitar la nulidad radical ante los tribunales europeos.

El Santander ha tenido que reconocerlo a medida que Elke König ha ido publicando -le ha costado su tiempo- los papeles sobre la intervención. Ahora bien, ese reconocimiento podría resultar jurídicamente decisivo.

Pero hay más razones en pro de la nulidad:

2.Para la intervención se aplicó una normativa que aún no había sido aprobada, que estaba en borrador. Se aprobó a posteriori pero una regulación basada en la retroactividad no parece una cosa seria.

3.Otra razón: cuando Elke König, una mujer a la que le gusta jugar opaco (la presidenta de la Comisión del Congreso sobre la crisis bancaria, diputada Oramas, tuvo que advertirle, durante su comparecencia, que estaba en el Parlamento de España, no en un despacho de abogados), se vio obligada a hacer públicos los papeles sobre la intervención, se pudo demostrar que los órganos sociales del Popular nunca fueron requeridos para realizar alegación alguna. Algo inaceptable en cualquier procedimiento regulatorio.

4.Lo más importante: el informe de los peritos del Banco de España asegura que el Popular era un banco solvente y que se encontraba en situación de recibir una línea de liquidez -que ya le había sido concedida por el BCE- aunque luego no se ejecutó salvo en una mínima parte, cuando ya el Popu estaba condenado.

5.La metodología elegida fue nefasta: no puede haber resolución sin otorgar la previa posibilidad de recuperación. Y esto por algo comprensible para el profano: ningún banco puede pasar de la solvencia total a la quiebra total en seis meses. Lo propio de la inspección es identificar problemas y carencias y exigir al equipo directivo que plantee un plan de recuperación para solucionarlas. En el caso del Popular no hubo advertencia pública alguna.

Por tanto los distintos bufetes, que defienden a personajes tan enfrentados, como puede ser el mexicano Antonio del Valle y el equipo directivo de Ángel Ron, coinciden en su estrategia de defensa y en su presunción de que, en efecto, los tribunales europeos podían aceptar la nulidad radical del proceso.

El reconocimiento del Santander de que acudió a la puja fuera de plazo ha abierto la caja de Pandora. Tampoco tenía otra opción

Y a nadie se le escapa que una declaración de ese tipo acabará en una indemnización multimillonaria de la JUR a los accionistas del Popular (la marcha atrás en la absorción del Popular por el Santander ya no es posible) y, lo que resulta más problemático, en la desautorización de Elke König y de todo el proceso de liquidación y hasta de la regulación bancaria en Eurolandia.

La chapuza de Elke König dará que hablar en Madrid, en Fráncfort y en Luxemburgo. Se trataba de que la crisis de un banco no afectara al contribuyente y que perdieran los accionistas, pero no de hacer un ensayo con fuego real donde, desde la autoridad supervisora, se forzara la quiebra de un banco solvente.

Es la chapuza interesada y teledirigida de la alemana Elke König, pero que no hubiera sido posible -una vez más- sin la aportación de “los de dentro”, en especial de dos medios informativos españoles (Expansión y El Confidencial) y del ministro de Economía, hoy subgobernador del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos. Quede para la próxima edición.