• Son resultados de explotación, la diferencia entre los ingresos y los gastos de la instalación.
  • Iberdrola que no quiere cerrar las centrales, explican fuentes de la eléctrica, sino rebajar la carga fiscal.
  • Almaraz, cuya propiedad comparte con Endesa, es clave en el horizonte de las nucleares.
  • La licencia vence en 2020 aunque han comenzado ya los trámites para que siga, como le encantaría a Nadal.
La central nuclear cacereña de Almaraz registró unas pérdidas de explotación (la diferencia entre ingresos y gastos) de 150 millones de euros en 2017, según fuentes de Iberdrola, que tiene la mayoría de la propiedad (52,7%), frente a Endesa (36%) y Gas Natural Fenosa (11,3%). La cifra da argumentos a la eléctrica que preside Sánchez Galán, que se ha quejado de que el negocio nuclear no es negocio, porque pierde, frente al ministro de Energía, Álvaro Nadal (en la imagen, los dos), que insiste en que en España no sobran plantas (ni nucleares ni de carbón) para atender la demanda sin que se encarezcan los precios. Pero el fondo de ese debate -avivado desde febrero de 2017- es el escaparate de otro de mayor intensidad, que afecta a la fiscalidad que pesa sobre las centrales, sin olvidar las inversiones de seguridad que han tenido que afrontar desde el accidente de Fuskushima. Las mismas fuentes han explicado a Hispanidad, sin embargo, que Galán no quiere cerrar las centrales nucleares -sorprendente dentro del rifi-rafe entre Galán y Nadal-, pero sí que paguen menos impuestos (excesivamente gravosos). Es sorprendente, en cualquier caso, porque ese punto fue el detonante que enfrentó las dos posiciones, la del ministro y la de las eléctricas, y que sentenció finalmente el cierre de Garoña. Para las eléctricas, el primer round de una victoria, y para Nadal, el primer round de una derrota. Con la lección aprendida, Nadal intentó después su fracasado real decreto para evitar el cierre de plantas, al tiempo que acusaba a las eléctricas de querer el cierre de plantas para subir los precios y de que España no puede prescindir ni del carbón ni de las nucleares. El real decreto, tras el varapalo del informe de la CNMC, obliga a Nadal a entenderse con el PSOE, pero no lo tiene fácil. Una de sus bazas es Fernández Vara, el presidente extremeño, precisamente con el foco puesto en Almaraz. La central extremeña es clave en el horizonte de las nucleares porque su licencia vence en 2020, aunque sus propietarios (Iberdrola, Endesa y GNF) ya han comenzado los trámites para que siga funcionado. La palabra la tendrá el Consejo de Seguridad Nuclear, tras la revisión de sus instalaciones. Y a partir de ahí podría operar hasta 2014, más allá incluso de la propuesta de Galán para un cierre de las centrales nucleares, "ordenado", hasta la década 2030. Rafael Esparza