• Las dificultades que atraviesan Unicredit y Monte dei Paschi reaniman viejas aspiraciones de entidades españolas.
  • El BBVA abandonó el país tras lanzar una OPA sobre Banca Nazionale del Lavoro.
  • Y el Santander vendió su participación en San Paolo tras anunciar la fusión con Intesa.
  • ¿Qué ha cambiado desde entonces? Ahora, la banca italiana necesita ayuda.
La banca italiana aún no ha superado su crisis particular. La última entidad que ha dado la voz de alarma ha sido Unicredit. Efectivamente, el mayor banco italiano ha anunciado este martes que ampliará capital en 13.000 millones de euros, suprimirá 14.000 empleos hasta 2019, venderá activos tóxicos por 17.700 millones y suprimirá el dividendo correspondiente a 2016. Un ajuste en toda regla, al que hay que unir otras desinversiones importantes como, por ejemplo, la venta de la gestora de fondos de inversión, Pioneer, a la francesa Amundi -filial de Crédit Agricole- por 3.545 millones de euros. No es el único. Monte dei Paschi si Siena está al borde del rescate. De momento, como les contamos el lunes, ha optado por asumir el riesgo de conseguir el dinero que necesita para completar la ampliación de 5.000 millones prometida al BCE. Si no lo logra antes de fin de año -sólo ha captado 1.000 de los 5.000 millones-, el Estado acudirá en su ayuda. En este contexto, es lógico pensar en una nueva oportunidad para la banca española. No sería la primera vez. Recuerden cómo el BBVA ya intentó hacerse con Banca Nazionale del Lavoro -en 1998 compró el 15% del banco- en 2005 mediante una OPA. Pero el Gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, se opuso radicalmente -¡españolos fuera!- e instó a la aseguradora Unipol, también italiana, a lanzar una OPA sobre BNL. La historia acabó con la dimisión de Fazio, del presidente de Unipol y con el banco en manos del grupo francés BNP Paribas. El intento del Santander no fue tan doloroso, pero tuvo el mismo desenlace: la salida definitiva del país transalpino. La aventura italiana de Emilio Botín duró doce años, desde 1995, momento en el que entró en el capital de San Paolo, hasta 2007, cuando vendió el último 1,7% que aún le quedaba de la entidad financiera. Lo cierto es que el objetivo de convertirse en un accionista de referencia se truncó con el anuncio de fusión entre San Paolo e Intesa. ¿Qué ha cambiado desde entonces y qué puede reanimar viejas aspiraciones? Que ahora, la banca italiana necesita ayuda. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com