• Cabreo entre los responsables de España, Turquía y Estados Unidos por tener que reportar a Azcúnaga.
  • En México, el cabreo lo tiene el Gobierno.
  • Por otra parte, FG quiere resultados con banca digital y presiona a Torres Vila.
  • Y Torres Vila no debe esperar el apoyo de Asúa y Rodero.
  • El problema de FG es que en materia tecnológica, tan malo es ser el primero como el último.
  • Y es que la tecnología digital es replicable.
Los últimos nombramientos que ha realizado Francisco González (en la imagen) en BBVA han cabreado, y mucho, a los responsables de España, Turquía y Estados Unidos. El hecho de tener que reportar al nuevo coordinador y director del negocio en esos países, Jorge Sáenz de Azcúnaga, no les ha sentado nada bien. Entre otras razones, porque, de un plumazo, su posición en el escalafón ha bajado un puesto, aunque desde la entidad aseguran que reportarán directamente a Vicente Rodero, el nuevo responsable de las franquicias del banco. Eso, en cuanto a España, Turquía y Estados Unidos. En México, el cabreo es del Gobierno, que ha visto cómo la franquicia ha perdido peso dentro de la entidad a pesar de ser la que más aporta a la cuenta de resultados,  y cómo Rodero, hombre que gustaba al Ejecutivo de Peña Nieto, ha dejado su puesto a Eduardo Osuna. Tampoco ha gustado el despido del mexicano Ignacio Deschamps, ligado a BBVA desde 1993. Deschamps llegó a ser presidente de BBVA Bancomer y actualmente era el responsable de Sudamérica y de las líneas globales de negocios minoristas. Pero la 'guerra civil' desatada en el BBVA va más allá. El propio FG empieza a necesitar resultados con la banca digital y presiona a Carlos Torres Vila, el recién nombrado número dos del banco. Pero el director de operaciones –FG se ha quedado con el cargo de consejero delegado- no puede esperar el apoyo de los dos hombres encargados de la parte tradicional de la entidad, es decir, de la que realmente gana dinero: Juan Asúa (banca mayorista) y del propio Rodero (negocio minorista). En otras palabras, ni Asúa ni Rodero respetan a Torres Vila: no creen en la banca digital. Un detalle: antes, cuando en una sucursal había un problema informático, se llamaba al técnico, es decir, al informático y éste lo solucionaba. Ahora, los problemas son digitales. Ya no se llama al informático. Ahora se abre una incidencia y ya veremos cuándo y cómo se soluciona. Pero es igual. FG sigue empeñado en convertir al BBVA en el primer banco digital. El problema es que en materia de tecnología, tan malo es ser el primero como el último. El primero, porque la tecnología digital es replicable, y lo es a gran velocidad. Lo que hoy es una aplicación única y novedosa, mañana es algo que tienen todas las entidades y, además, mejorada. Evidentemente, tampoco conviene quedarse atrás del todo, es decir, anticuado. En cualquier caso, ya sabemos dos cosas de la banca digital. Que es carísima y que ha desatado una 'guerra civil' en el BBVA. Señoras y señores, nos estamos acercando al meollo de la cuestión. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com