• Los Gobiernos de los Veintiocho han decidido pedir a la Comisión Europea que inicie los trámites legales y prácticos para prolongar los controles fronterizos internos hasta un máximo de dos años.
  • Eso significa permitir la suspensión del espacio Schengen de libre circulación hasta el año 2018.
  • Y también significa cargarse el pilar fundacional de la UE respecto a la libre circulación de personas.
Los Gobiernos de los Veintiocho han decidido pedir a la Comisión Europea que inicie los trámites legales y prácticos para prolongar los controles fronterizos internos hasta un máximo de dos años, lo que significa permitir la suspensión del espacio de libre circulación hasta el año 2018. La idea la lanzó el Gobierno luxemburgués a principios de diciembre pasado, cuando ostentaba la presidencia de turno de la UE, y los Veintiocho la han asumido en bloque. El comisario europeo de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, recordó la "responsabilidad hacia nuestros ciudadanos, nuestros estados miembros, países vecinos y también hacia los más vulnerables que buscan protección". Por su parte, la ministra austriaca, Johanna Mikileitner, en tono de crítica hacia Atenas, apuntó: "Si no podemos proteger las fronteras exteriores de la UE, la frontera turco griega, entonces la frontera exterior de Schengen se trasladará hacia centro europea". Por su parte, el ministro español, Jorge Fernández Díaz, apostó por "ser capaces de hacer compatible una interpretación del artículo 26 que permita garantizar la seguridad y la libre circulación". Pero, al final, lo que ha ocurrido es que la avalancha de refugiados ha roto uno de los pilares del espíritu fundacional de la UE: la libre circulación de personas, plasmado en el Acuerdo de Schengen. José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com