Abengoa ha celebrado junta general de accionistas en Sevilla, pero sin nada nuevo sobre lo que esos mismos accionistas están pendientes: un acuerdo con los acreedores para evitar potenciales litigios de los bonistas díscolos.

Dicho de un modo muy rápido: se ha aprobado lo que estaba previsto que se aprobara en el orden del día -lo que no puede ser rechazado ni cuestionado porque mandan los acreedores-, salvo en un punto, el quinto, sobre la “delegación en el Consejo de Administración de la facultad de aumentar el capital social” y “fijar las condiciones” para hacerlo. En ese punto, “no se ha alcanzado el quórum necesario”, señala Abengoa en el comunicado a la CNMV (documento adjunto).

Lo demás, parecía bastante sobrevenido. A saber: las cuentas anuales de 2017, con el preceptivo informe de auditoría de Deloitte. Quedan resumidas en una cifra, el saldo de la cuenta de pérdidas y ganancias, de 6.383 millones de euros, que corresponde a la compensación de resultados negativos de ejercicios anteriores.

Para Urquijo, lo peor ha pasado: los avances se trasladan a nuevos empleos por primera vez desde la reestructuración

También la ratificación como consejero de Josep Piqué y el informe sobre remuneraciones en 2017, presentado el pasado 7 de marzo, y que se ha propuesto votar con carácter consultivo, así como las retribuciones a los consejeros en 2018, con un importe anual máximo de 1.160.000 euros, como en 2017.

Poco o nada más, aunque el comunicado de la empresa abunda en aspectos conocidos, como los avances en el negocio y en las desinversiones, tras un año, 2017 en el que Abengoa se ha “enfrentado a grandes retos”, según Gonzalo Urquijo.

Las desinversiones son conocidas: la venta de Atlantica Yield a Algonquin -la canadiense con la que tiene una joint venture (AAGES) para desarrollar proyectos-, además de ventas anteriores (ciclo combinado Norte III y las cuatro plantas de bioetanol en España y Francia), las líneas de transmisión en Brasil y la venta de la desaladora de Ghana.

El avance en el negocio tiene un hito en la adjudicación en el complejo solar de Dubai (Mohammed bin Rashid), propiedad de Emiratos y que asciende 650 millones de dólares. La cartera, que cerró el año en 1.424 millones, está ahora en casi 2.000. Urquijo se ha referido también a “proyectos potenciales identificados por un valor superior a 36.000 millones”.

Gracias a los nuevos proyectos, la empresa está creando ya empleo, ha asegurado Urquijo, algo que no ocurría desde el inicio la reestructuración. Ha pasado de 12.500 empleados a cierre de 2017, a más de 14.000.