• Luxempart, Damm, Masaveu y Fernández de Sousa pretenden mantener su participación actual a pesar de la situación a la que han llevado a la compañía.
  • Y encima, exigen tener un derecho preferente para comprar las participaciones que los bancos vendan en el futuro.
  • Conclusión: si los accionistas no aceptan el convenio de acreedores aprobado en abril de 2014, Pescanova irá a la liquidación.
La banca acreedora está más que harta de las maniobras de los accionistas mayoritarios de Pescanova. La última, la protagonizada este viernes, durante la junta general de accionistas de la compañía. En un discurso bien hilvanado, el portavoz del consejo, Fernando Herce, ha intentado convencer a los minoritarios para que apoyen la última propuesta de los actuales propietarios, esto es, de Manuel Fernández de Sousa (7,5%), de Carolina Masaveu (7,1%), de la cervecera Damm (6,2%) y del fondo Luxempart (5,8%). ¿En qué se resume esta propuesta? En primer lugar, en exigir a la banca acreedora que les permita mantener el 20% de Nueva Pescanova, eso sí, sin poner un solo euro. Y eso a pesar de que algunos de ellos han llevado a la empresa a la situación crítica que atraviesa. Sin embargo, Herce no ha dudado en apelar al reconocimiento debido a los actuales accionistas y a la "estabilidad accionarial del grupo". Pero no ha explicado que, por ejemplo, Diego Fontán, marido de Carolina Masaveu, puso solo 5.000 euros para hacerse con el 6% de la empresa, y que cobra 60.000 euros anuales por estar en el consejo. Y si logra mantener el 6% del 20% de Nueva Pescanova, sin poner un euro más, habrá dado el pelotazo de su vida. El mismo planteamiento es el del fondo Luxempart, al que, evidentemente, le importa un pimiento el futuro de los minoritarios. Sólo piensa en ganar dinero, aunque sea a costa de trocear la empresa. Por si esto fuera poco, también exigen tener un derecho preferente para comprar las participaciones que los bancos vendan en el futuro. Así, pretenden evitar la entrada de grupos competidores. Ellos, que estaban dispuestos a dejar que Demetrio Carceller entregara la compañía a su socio, el gigante alemán Oetker. ¡Hay que tener jeta! Visto lo visto, está claro que los Carceller y compañía están apurando sus últimos cartuchos para enfrentar a los minoritarios con la malvada banca (Popular, Sabadell, Caixabank, BBVA, Bankia, Abanca y el italiano UBI) que está dispuesta a llegar a la liquidación. Pero lo cierto es que Pescanova sigue subsistiendo gracias a los bancos, que han aceptado una quita de más de 2.000 millones de euros y se han comprometido a una ampliación de capital con el fin de asegurar el futuro del grupo. Eso sí, como es lógico, siguiendo sus condiciones. En resumen: si en la junta extraordinario del mes de septiembre, los accionistas no aceptan el convenio de acreedores aprobado en abril de 2014, Pescanova irá a la liquidación. Y si los accionistas –sobre todo los mayoritarios- quieren mantener el 20%, tendrán que poner dinero. Si no lo hacen, se tendrán que contentar con el 5% de Nueva Pescanova. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com