La fiscal que lleva el caso de la salida a bolsa de Bankia, Carmen Launa, ha rechazado este miércoles aplicar la ‘doctrina Botín’, esto es, mantiene las acusaciones populares al considerar que “afectan a la comunidad” y no solo a los que acudieron a la OPV. Además, según destacados círculos jurídicos, Launa, por la presión social existente, ha hecho algo jurídicamente inaceptable: no ha retirado la acusación de falsedad contable pero, al mismo tiempo, tampoco acusa a los implicados de ese presunto delito. Pero entonces, si no hay falseamiento contable, ¿dónde está la estafa?

Y todo esto después de que los particulares afectados hayan recuperado todo el dinero que invirtieron en la OPV.

Si no hay falseamiento contable, ¿dónde está la estafa?

Recuerden que el fiscal anterior, Alejandro Luzón, después de cinco años de instrucción, no vio falsedad contable en las cuentas de Bankia y dejó fuera del caso a todo el Consejo de Administración, menos al presidente, Rodrigo Rato, al vicepresidente, José Luis Olivas, al ex consejero, José Manuel Fernández Norniella y al ex consejero delegado, Francisco Verdú. A los cuatro les acusaba de falsedad, sí, pero de la información que contenía el folleto de la salida a bolsa. 

Una vez pagado todo lo reclamado, el juicio por la OPV de Bankia se ha convertido, por presión social, en un juicio forzado

En definitiva, Andrés Herzog seguirá acusando a Bankia y Rato seguirá ocupando un lugar privilegiado en los informativos durante otros seis meses. ¿De verdad se busca justicia?

Ahora bien, lo importante es que, una vez pagado todo lo reclamado -ningún particular perdió-, el juicio por la OPV de Bankia se ha convertido, por presión social, en un juicio forzado que, eso sí, genera pena de telediario para seis meses. Lo de la doctrina Botín resulta acertado pero, a la postre, de aquí alguien podría sacar más venganza que justicia.