Prosigue el juicio en el Tribunal Supremo a los doce líderes independentistas por la celebración del referéndum ilegal del 1-O y la declaración unilateral de independencia de Cataluña el 27 de octubre de 2017.

Hoy ha declarado como testigo el exdelegado del Gobierno en Cataluña Enric Millo, quien ha afirmado que los independentistas "nunca estuvieron dispuestos a dar marcha atrás". "Con Puigdemont siempre me encontré una silla vacía. Le pedí que acabara con su comportamiento suicida”.

El exdelegado del Gobierno ha explicado que sí hubo violencia durante esas jornadas: "Vivimos episodios de asedio, de violencia y de intimidación con el objetivo de impedir la actuación de la policía judicial", ha asegurado Millo, que ha hablado de un "clima" en septiembre y octubre de 2017 en el que cada vez que había una actuación judicial aparecían personas que trataban de "amenazar y hostigar" la labor policial. "Arrojar objetos incendiarios, realizar pintadas amenazantes, señalar a agentes policiales... todo eso es violento. Hubo manifestaciones pacíficas y otras en las que hubo acoso y agresividad", ha añadido.

Llegó a "contabilizar más de 100 acciones distintas ante edificios públicos", concentraciones de "numerosísimas personas" a partir del 10 de septiembre, allí donde iba la Guardia Civil, para "hostigar" e impedir la acción de comisiones judiciales. Concretamente el 19 o el 20 de octubre.

Los CDR aparentemente se organizan de manera espontánea. Pero un análisis detallado permite saber que están organizados"

"Los CDR aparentemente se organizan de manera espontánea. Pero un análisis detallado permite saber que están organizados. Habrá mucha gente de buena fe y pacifista, pero hemos podido comprobar que dentro de esos comités hay personas con otros objetivos que no tienen inconveniente en utilizar la violencia", ha sentenciado.

"En pocos minutos eran capaces de ubicar a 500 personas en un sitio y eso denota una habilidad extraordinaria de quién está organizando esto", señala Millo, en referencia a los Comités de Defensa de la República. "Su funcionamiento permite deducir que detrás hay una estructura y una organización y que esto de espontáneo tiene poco", señaló antes de reconocer que en su interior habrá personas de carácter muy diverso mezcladas, muchas de ellas pacíficas.  

Según Millo, el auto del TSJC era "muy claro",establecía que ese referéndum "ilegal" no se podía celebrar y ordenaba que se impidiera el uso de esos centros hasta el día 1 de octubre para la realización del referéndum y decía además que desde el 1 de octubre si había algún centro que permaneciera "abierto" para ese referéndum "se incautara el material electoral y se desalojara el centro".

"Era muy clara la orden, actuar antes de la celebración y cerrar, precintar los llamadas colegios electorales con anterioridad a la celebración del referéndum", ha señalado Millo

"Era muy clara la orden, actuar antes de la celebración y cerrar, precintar los llamadas colegios electorales con anterioridad a la celebración del referéndum", ha señalado Millo en relación a las instrucciones de la Fiscalía.

En cuanto a los días previos al 1-O, Millo cree que hubo una campaña "aparentemente espontánea que de espontánea tenía poco" para ocupar los centros educativos que se iban a destinar al referéndum. Esa campaña "aparentemente inocente" buscaban mantener ocupados los centros y que el 1-O estuvieran abiertos, ha dicho Millo.  

Millo ha explicado que asistió a la Junta de Seguridad convocada por Puigdemont de forma "poco ortodoxa" que fue "un auténtico despropósito" y un "auténtico esperpento": "Se sentó el Gobierno de la Generalitat para decir que el 1-O se iba a celebrar un referéndum y que a ver cómo hacíamos para que todo se desarrollara con normalidad".  

En esa reunión estaba el mayor de los Mossos: "Cómo se podía plantear la celebración del referéndum ilegal y al mismo tiempo la policía autonómica lo va a impedir", eso hacía prever que iba a ser "muy difícil". Millo ha explicado que la reunión fue tensa, hubo reproches, duró más de dos horas y media y la posición del entonces presidente catalán era "muy clara", empezó diciendo que lo más importante era atenerse al fundamento del auto judicial que decía que el 1-O había que "garantizar la normal convivencia cívica en Cataluña".

En esa reunión de la Junta de Seguridad "nunca dijeron que el 1-O no se iba a celebrar", ha señalado Millo, y en ella el mayor de los Mossos dijo que su obligación era dar cumplimiento al mandato judicial pero no dijo “cómo" y anunció que "en ningún caso usaría la fuerza" para impedir las votaciones.

La posición del exconseller de Interior, Joaquin Forn, estuvo "siempre en la línea" de decir que no habían pedido ayuda a nadie y que la sola presencia de la Policía Nacional y la Guardia Civil era una "provocación".   

Millo considera "evidente" que los Mossos no cumplieron con el mandato judicial de impedir el referéndum del 1-O.

Cuando el exdelegado del Gobierno pidió a Puigdemont que no se celebrara el referéndum, la respuesta fue que "él tenía muy claro lo que tenía que hacer".

Según Millo, la respuesta de los Mossos era que si había niños y personas mayores los Mossos no actuarían. Con esa respuesta, "ya veían lo que se iban a encontrar".  

En algunos casos vimos defender la violencia en acciones contra la policía judicial, ha señalado Millo, que considera "evidente" que los Mossos no cumplieron con el mandato judicial de impedir el referéndum del 1-O. "No vi actuaciones concretas de los Mossos para incautar material o impedir el referéndum".

"Muchas personas se dirigían a los colegios para ese cometido de defender urnas y colegios", ha señalado Millo. Eran "masas de personas dispuestas a enfrentarse, a oponerse y en algunos casos a oponerse con actos violentos a la policía judicial y evidentemente hubo choques, hubo enfrentamientos", ha admitido Millo.  

Millo explica ante el juez que vio dos imágenes de heridos, y que la primera, una foto en Twitter de un chico sangrando, resultó ser de una carga policial en Tarragona en 2012, mientras que la segunda era de una chica con los dos dedos de la mano rotos, una imagen que hizo llorar a su hija en casa, de la cual finalmente la joven confesó no ser verdadera, aunque "en pocas horas había dado la vuelta al mundo”.   

"La primera imagen de un herido ensangrentado que vi, resultó ser de Tarragona de 2012 y la chica que dijo que la policía le había roto los dedos de uno en uno confesó que era mentira".

"Cuando los antidisturbios actúan, nunca generan imágenes agradables. Pero no ese día, sino en cualquier lugar del mundo".   

Millo ha relatado con minuciosidad su visita, en el puerto de Barcelona, a los policías que actuaron el 1-O. Allí pudo comprobar sus lesiones: "Pude ver dedos rotos, alguna fractura de pierna, un chaleco antibalas rajado de extremo a extremo...". También supo lo que era "la trampa del fairy". "Un agente dijo que había caído en la "trampa del fairy", que era verter detergente en la entrada del colegio, en el suelo, para que al entrar el agente cayera al suelo y allí le daban patadas en la cabeza".

"Cuando los antidisturbios actúan, nunca generan imágenes agradables. Pero no ese día, sino en cualquier lugar del mundo".   

A la pregunta de si la declaración de independencia fue simbólica, Millo ha respondido que "no" y que una inmensa parte de la población consideraba que iba en serio.  

"En algunos colegios se llegaron a concentrar miles de personas para enfrentarse a la Policía Judicial y el riesgo para la integridad física de las personas que estaban concentradas era excesivamente alto", ha señalado Millo.   

"El mandato judicial no se cumplió, el que obligaba a impedir el uso de los centros destinados a la votación del referéndum del 1-O”.