Intesa Sanpaolo, el principal banco italiano, cerró 2018 con una beneficio de 4.050 millones de euros, frente a los 3.816 del año antes, según los resultados anuales. Cumple así el objetivo que se había marcado para volver al dividendo, suspendido en 2017 por el pago al Estado de 3.500 millones para hacerse con dos bancos regionales en quiebra.

El resultado operativo mejora un 4,8%, aunque ha aumentado los costes un 3,6%. Su problema está en los ingresos, estancados (0,2%), y beneficio se ha resentido en el año por la caía del 29% en el cuarto trimestre, muy flojo. En paralelo, resultado operativo mejora un 4,8% pero ha aumentado un 3,6% los costes.

Quiere recortar los costes operativos en 2019, con el cierre de 462 sucursales, que han aumentado un 3,6%

Intesa destinará a dividendos, en concreto, 3.499 millones, el 85% del beneficio, y anuncia que dedicará el 80% en 2019, con la mejora que espera por beneficio, aumento de ingresos y el recorte de costes. Está en marcha, de hecho, un ajuste de plantilla de 5.000 personas y el cierre de 462 sucursales.

También espera reducir los riesgos, como en 2018, que recortó 16.000 millones la cartera de préstamos dudosos (61 puntos básicos).