Hace 30 años comenzó lo que podría ser la última batalla de la humanidad: la sociedad de la información se encarnó y multiplicó en la naciente Internet. La red se convirtió en un paraíso de libertad para el hombre-emisor y en un aturdimiento mental para el hombre-receptor… que es el mismo hombre. Es más, hay sospechas de que en la sociedad de internet los autores son más que los lectores.

Al parecer, todo el mundo quiere estar en el escenario y nadie entre el público. ¿Y los que no tienen nada que decir? Esos, los primeros. Ahora bien,  Internet sigue siendo un paraíso de libertad frente a un mundo antiguo de aristocracia informativa… con sus glorias y sus penas.

En el siglo XXI lo más políticamente incorrecto que existe es el cristianismo

El efecto sociológico más evidente de esta popularización de la información es que todos nos convertimos en maestros, y son tantos los que hablan como los que escuchan. De hecho, existe la sospecha de que los primeros superan a los segundos.

El pensamiento se fraccionó aún más de allí donde nos había llevado el racionalismo y, aún más importante, el tiempo se aceleró. Ahora ya no sabemos sino vivir en red, con todo lo bueno y todo lo malo que eso representa. ¿Y hacia dónde vamos? No tengo la menor idea. El futuro sigue siendo un niño en las rodillas de los dioses y el hombre, el ser más enigmático que existe. El que no lo crea que se meta a analista bursátil.

Pero ojo, por definición, lo políticamente incorrecto no es popular

Siete años después de inventarse Internet, nacía Hispanidad, decano de la prensa electrónica española. De repente, a los señores de la prensa empezaron a surgirles enanos que les hacían la competencia, con menos medios pero con más libertad, capaces de decir lo que el consenso de los poderosos había prohibido.

Hispanidad es católica y chestertoniana

En definitiva, lo que quiero decir es que la prensa independiente de Internet nació políticamente incorrecta y hasta un pelín maleducada. Y como siempre que se ejercita la libertad, en Internet se aloja lo mejor y lo peor.

Respecto a Hispanidad, pues sólo decir que es católica y chestertoniana. Y esto es ‘bello e instructivo’, por cuanto el catolicismo se ha convertido en lo más políticamente incorrecto que existe.

Ahora bien, lo políticamente incorrecto, por definición, no resulta popular. Si no, sería políticamente correcto y  disfrazado de innovador y de vanguardista, por supuesto.

No podemos violar la privacidad para hacer más eficaz la publicidad

Hispanidad es chestertoniano, porque siempre ha mantenido un claro sesgo económico (en la prensa digital, la especialización es más importante que en la prensa vegetal) y Chesterton y los distributistas –tan anticapitalistas como antisocialistas- nos enseñaron que la única economía justa es aquella que defiende la pequeña –insisto, pequeña- propiedad privada.

En el periodismo internetero comienza una nueva era y un peligro. La era consistirá en el intento, no sé si fallido en origen, por cobrar por la información, dado que Google se ha convertido en el mayor enemigo de la edición de periódicos. La idea es buena, pero no sé si posible. Llevamos 30 años de información gratuita.

Por otra parte, la publicidad colaborativa u orientativa constituye una nueva muestra más del atentado contra la privacidad que el periodismo libre no puede admitir dado que no se puede pedir libertad para mí pero no para los demás. La WWW es un paraíso de libertad, pero también un atentado continuo, sobre todo a través de las redes sociales.

No podemos violar la privacidad para hacer más eficaz la publicidad.  

¿Y esta publicidad orientativa ya se está haciendo? Sí, ya se está perpetrando.