El viernes 27, Indra ha presentado unos resultados del primer semestre de 2018 muy similares a los de igual fecha del año pasado. Apenas una reducción desde 38,7 millones de euros de beneficios a 30 de junio de 2018 hasta los 37,8 millones de euros de beneficios en igual fecha de 2018.

Sin embargo, sus ingresos han crecido de manera relevante (+6%), aunque no exagerada, y su resultado bruto de explotación (+8,8%) también. Es el fuerte esfuerzo en amortizaciones (+45%) de su inversión el que explica finalmente que el resultado se haya mantenido.

No nos gustaría pensar que Indra estabiliza sus resultados acompasando su política de amortizaciones a los resultados del ejercicio. Siempre es peligroso si pensamos en qué ocurrirá en los años malos.

Primero fue Tecnocom… ¿ahora ITP?

La generación de caja de la compañía por su actividad corriente no dista mucho en este primer semestre de 2018 de la que tuvo en el mismo periodo de 2017, cerca en ambos casos de los 100 millones de euros. Sin embargo, el primer semestre de 2017 lo acabó con un déficit de 31 millones de euros mientras que ahora a 30 de julio ha cosechado un déficit de 61 millones de euros. La explicación parece que ha sido un incremento del volumen de existencias que, dada la tipología de las mismas en una compañía de estas características, no dejan de ser una activación de gastos que esperemos sean capaces de convertir en ingresos porque sus clientes asuman las mismas.

Sorprende el incremento de la deuda a largo plazo de la compañía (poco más de 300 millones de euros y 25% del saldo a 30.6.18) al que no se ha visto más aplicación (una vez cubierto el déficit del que hablábamos en el párrafo anterior) que su atesoramiento. Así, su deuda neta incluso decrece un 12%. No sabemos si Indra no estará tomado munición para un fuerte plan de inversión o de compra de otras compañías (¿ITP?).

No parece que los accionistas estén dispuestos a asumir más riesgos

Por lo demás, y como otras compañías que han presentado cuentas el viernes, se ve una reducción de la financiación proveniente de los accionistas. ¿Qué les pasa a los accionistas que no quieren arriesgar en sus compañías? En este caso, la reducción es, además, significativa: casi el 7,5%. Esto sólo puede deberse a que o bien los consejos de administración pueden hacer lo mismo con menos y no ven la posibilidad de encontrar oportunidades de inversión al exceso de recursos de los propietarios, o bien a que los propietarios, al margen de todo, no quieren asumir tanto riesgo.

En resumen: unas cuentas aseaditas en las que parece que hay que esperar acontecimientos y con alguna incertidumbre sobre la política de amortizaciones y de activación de gastos de Indra. El mercado, sin embargo, las ha acogido muy bien y en el momento de redactar estas líneas Indra subía en bolsa casi un 8%.