• La aportación de Tecnocom resulta muy pobre comparada con lo que costó.
  • Y es que, en su primer año, la tecnológica resta 5 millones de euros al beneficio del grupo consolidado.
  • Y hace aumentar la deuda en 35 millones, hasta los 588 millones.
  • Habrá que pensar que fue una compra 'a largo plazo'.
  • En cualquier caso, el negocio bulle y no es extraño que Fidelity haya ampliado su participación al 20%... con el visto bueno del Gobierno, claro.

El pasado mes de noviembre iniciaba la revisión de las cuentas de Indra del tercer trimestre del año con el comentario de la ingeniería contable de la compañía, que activa procesos en curso para embellecer los datos con el objetivo final de mejorar su rendimiento económico. En esta ultima entrega de datos -martes 27 de febrero por la tarde-, con la que cierra el ciclo económico del año, parece ya tiempo suficiente para empezar a dar las primeras impresiones sobre la aportación de la adquisición de Tecnocom, empresa tecnológica que Indra adquirió mediante una OPA en los primeros meses del año, y por la que hizo un desembolso de 191M€ (millones de euros) en efectivo y 2,6M€ más mediante el pago en acciones de nueva emisión. Con esta adquisición, el grupo que preside Fernando Abril-Martorell (en la imagen) ha querido 'sacudir' el ostracismo económico en el que se estaba sumiendo en los últimos tiempos y, probablemente, reforzar su imagen comercial incorporando un importante volumen de negocio que le devolviera la imagen de compañía de primera línea. Lo primero ya está conseguido: la cifra de contrataciones crece un 18%; sin Tecnocom, un 10%. Además, el crecimiento en los dos segmentos Transporte y Defensa (T&D) y en Tecnologías de la Información (TI), la primera lo ha hecho solo un 1% interanual, pero ha iniciado su despegue en el ultimo trimestre del año y en los dos meses del presente, incluso, con adjudicaciones tan controvertidas como las autonómicas convocadas en Cataluña después de la 'Carlinada'. En este contexto de adquisición–reacción comercial, la cuenta de resultados ha presentado a su cierre unos ingresos de 3.011M€ ( 11,1%) en los que la aportación de Tecnocom ha sido de 255M€. Sin ellos, el crecimiento hubiese sido de solo el 1,7%. Lo que de momento, a mí, me parece una cifra de aportación bastante pobre para lo que ha costado. Evidentemente, con unas cifras de gastos superiores por la nueva consolidada, el Ebitda obtenido es de 266M€, un 16,1% más que en 2016. Solo Indra ha conseguido 258M€ ( 12,6%). A la vista del margen de Ebitda (3,1% Tecnocom y 9,4% Indra) (8,5% consolidado), parece un poco claro que hasta aquí el negocio no parece tan bueno a pesar de los costes de reestructuración encajados por la nueva filial. Y entonces, el resultado neto, ¿cómo ha quedado? Pues en 127M€, que comparados con los exiguos 70M€ obtenidos en 2016 no está nada mal. Un 81,5% de incremento en el resultado, a pesar de que en este epígrafe, sin Tecnocom, el resultado hubiese sido de 132M€. Ergo, la nueva llegada en su primer ejercicio de consolidación ha aportado una pérdida de 5M€ en su debut. Primera conclusión: la apuesta por esta operación no buscaba el corto plazo. Fuera de la cuenta de resultados, la deuda financiera neta de la compañía ha crecido en 35M€, hasta situarse en 588M€ debido, principalmente, a los 248M€ de inversión en la adquisición de Tecnocom y de dos sociedades más, con un impacto de la nueva consolidación de 10M€. Sin la integración de las nuevas compañías la deuda habría experimentado un descenso de 309M€. Habrá que esperar a la maduración de esta adquisición, que me equivocaré seguro, pero no tengo un buen feeling sobre ella, ya que tiene todas las características de una huida hacia adelante para tratar de volver a los tiempos en que Indra era el 'perejil de todas las salsas' donde se cocía alguna adjudicación. Indra debe y le deben muchísimos favores en ministerios como el de Defensa, y parece que ha llegado la hora de cobrar y recibir nuevas adjudicaciones de este Gobierno. Solo hay que hojear la prensa salmón y ver que el negocio bulle: el contrato para los misiles del ejército del aire, otro contrato en Argelia para la gestión del espacio aéreo, la gestión de la peregrinación a la Meca, etc. Así no es de extrañar que el fondo Fidelity haya decidido ampliar su participación en Indra hasta el 20% de su capital. Lo que extraña es que el Gobierno le haya abierto las puertas de par en par para que lo haga. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com